A veces me pregunto que puestos a negociar con los asesinos de ETA porqué no negociamos también con los violadores, con los pederastas o con los maltratadores, por ejemplo.

 

Al fin y al cabo matar es peor que violar o maltratar a una mujer y ¿porqué van a tener menos derechos los malos que los peores?; y asi, podríamos celebrar unas conversaciones, pongamos en Argel, con los principales pederastas garantizándoles que, si van disminuyendo su actividad delictiva, nosotros les aseguraríamos un acercamiento a las prisiones más cercanas a sus domicilios o, incluso, ya lanzados, podríamos avisar por teléfono móvil (del Ministerio, of course) a los principales violadores para que marcharan de sus casas pues había planificada una redada contra ellos.

Imagen de "ETA NO"

 

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Ha pasado ya lo que algunos optimistas o ingenuos denominan “la fiesta de la democracia”. Es decir las elecciones que cada cuatro años reclaman nuestro voto, en esta ocasión para nuestros ayuntamientos y comunidades autónomas de la práctica totalidad del país. El resultado, sin entrar en análisis de magnitudes, algo a lo que ya se han dedicado decenas y decenas de periodistas en los medios escritos, o en interminables debates televisivos o radiofónicos, ha sido el esperado. Incluyendo la mala noticia que ha supuesto la aparición en escena de la coalición BILDU, cosechando nada menos que más de 1100 concejales en el País Vasco, por obra y gracia de las maniobras del gobierno del PSOE y sus acólitos, que de manera irónica han pagado en las urnas sus desvergonzados juegos malabares, y cuyas consecuencias han contribuido también a abrir la lucha interna dentro del partido socialista por ocupar el poder.  Ni siquiera la irrupción en laci escena, los días previos a las elecciones del 22 M, de la plataforma Democracia Real ¡Ya! (DRY), pese a las expectativas que había despertado, ha conseguido alterar la tendencia de voto que se vaticinaba en las encuestas. En todo caso un apreciable  aumento del voto en blanco y nulo, y un mayor índice de participación ciudadana, pero que no ha tenido efectos significativos en esta cita electoral.

PIN de NO LES VOTES

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El anuncio en  los medios de comunicación de los sindicatos CC.OO, UGT y USO, de una convocatoria de huelga de 22 días de duración, por parte del personal de AENA, que incluye fechas tan importantes como, Semana Santa y vacaciones de verano, pone en cuestión, se lleve cabo o no, su legitimidad, tanto en su oportunidad temporal como en su aspecto moral.

 

De manera formal, el derecho a la huelga es un principio reconocido por nuestro marco jurídico y constitucional  para los trabajadores que, teóricamente, hacen uso de ella como recurso de negociación frente a la empresa en defensa de sus derechos. Nada que objetar al respecto, sin embargo una huelga de este tipo, la del personal de AENA, cuya titularidad  corresponde al  estado, plantea cuestiones que van más allá de lo que es estrictamente legal.

 

El derecho a la huelga de estos trabajadores públicos, se ve en entredicho, al menos moralmente, cuando su ejercicio afecta al derecho de miles de ciudadanos, y no nos estamos refiriendo únicamente a aquellos afortunados que en una coyuntura económica como la que vivimos pueden viajar de un lugar a otro, sino además, a los españoles que trabajan en el sector turístico, y todos esos otros que pensaban encontrar trabajo en él,  aunque sea de manera temporal, y que sin duda verán afectadas negativamente sus esperanzas y perspectivas si finalmente se lleva a efecto la medida.

http://www.falange-autentica.org/images/fotos/privatizacion_aena.jpg


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En toda  Europa se ha producido una metamorfosis que, a muchos ciudadanos del continente puede haberles causado una gran sorpresa. La mayoría de partidos de la izquierda europea, incluyendo los de ideología verde, han aplaudido y alentado la intervención militar en Libia, bajo el amparo de una resolución de las Naciones Unidas bastante ambigua en su operativa,  y sin un esquema organizativo claro, para evitar la masacre de la población civil del pueblo libio. Desde el partido socialista francés hasta nuestro partido socialista español, todo el abanico de ideología denominada socialista reformista, o socialdemócrata, se ha lanzado al apoyo de una intervención militar que, apaños lingüísticos aparte, no deja de ser una guerra, por más que muchos de estos políticos se empeñen en no pronunciar esta palabra.

En nuestro país, este alineamiento pro-belicista, es especialmente destacable por cuanto hay que recordar que, el partido hoy en el poder el PSOE, hizo bandera de su anti-belicismo con ocasión de la intervención española en la reconstrucción, que no guerra, de Iraq. Incluso de manera objetiva, por más que se negase, colocó al país en una situación diplomáticamente complicada con relación a sus aliados occidentales. A pesar de ello encontró el apoyo mayoritario del pueblo español, antropológicamente en contra de las guerras, tanto antes de estallar el conflicto militar, como después con el abandono de Iraq, incluso asumiendo la “travesía del desierto” que ello supuso para España en el contexto internacional. Por ello centenares de miles de ciudadanos de todas las ideologías políticas, ajenos al adoctrinamiento partidista, eso sí,  ven ahora con estupor la reacción, no sólo del PSOE, el partido mayoritario de la izquierda de nuestro país, sino además el de otros partidos de izquierda, nacionalista en este caso, como ICV o ERC, siendo la única excepción en el parlamento IU y el BNG.

Por supuesto la tardía aprobación por el congreso de la intervención militar española en Libia, contó también con el apoyo de partidos de derecha como PP, CIU etc., pero evidentemente esto es algo que los ciudadanos asumen como normal dentro del sector denominado de centro o centro-derecha, según la terminología que les gusta usar a ellos mismos, y por lo tanto no cabe hacer especial mención a ello. De haber ocurrido lo contrario entonces la sorpresa hubiese alcanzado ya niveles mayúsculos, con la mayoría de la  izquierda a favor de una intervención militar y la derecha en contra.

Imagen de Gadafi con la palabra "asesino"

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Muchos de nosotros somos lectores del escritor cartagenero Arturo Pérez Reverte porque nos gusta su estilo literario y las historias que cuenta; por lo tanto no tenemos ningún prejuicio en su contra, al revés, goza de todo nuestro respeto y a veces hasta compartimos sus opiniones.

Sin embargo, un comentario suyo en la prensa nacional acerca del inoportuno consejo de denunciar a quienes incumplen la Ley antitabaco hecho por la ministra Leire Pajín –aunque el Presidente Zapatero diga que solo fue la respuesta a una pregunta-, nos ha decepcionado por cuanto para censurar la recomendación de la ministra, recurre, como tantos otros, al discurso políticamente correcto consistente en denigrar cuanto se pueda a nuestra ideología política, en detrimento de todos los seguidores y simpatizantes falangistas (entre los que, nos consta, hay muchos lectores suyos), con una alusión completamente innecesaria por injusta, ya que nosotros no somos chivatos de nada ni de nadie.

Desde Falange Auténtica, rechazamos el mensaje permanente de acoso al falangismo y exigimos el mismo respeto que nosotros tenemos a los demás. Seguiremos leyendo a Pérez Reverte porque no somos sectarios, pero no esperábamos este comentario tan facilón y demagógico con el que, quizás esta vez quiso caer bien a los que habitualmente fustiga.

 

Arturo Pérez Reverte