En toda  Europa se ha producido una metamorfosis que, a muchos ciudadanos del continente puede haberles causado una gran sorpresa. La mayoría de partidos de la izquierda europea, incluyendo los de ideología verde, han aplaudido y alentado la intervención militar en Libia, bajo el amparo de una resolución de las Naciones Unidas bastante ambigua en su operativa,  y sin un esquema organizativo claro, para evitar la masacre de la población civil del pueblo libio. Desde el partido socialista francés hasta nuestro partido socialista español, todo el abanico de ideología denominada socialista reformista, o socialdemócrata, se ha lanzado al apoyo de una intervención militar que, apaños lingüísticos aparte, no deja de ser una guerra, por más que muchos de estos políticos se empeñen en no pronunciar esta palabra.

En nuestro país, este alineamiento pro-belicista, es especialmente destacable por cuanto hay que recordar que, el partido hoy en el poder el PSOE, hizo bandera de su anti-belicismo con ocasión de la intervención española en la reconstrucción, que no guerra, de Iraq. Incluso de manera objetiva, por más que se negase, colocó al país en una situación diplomáticamente complicada con relación a sus aliados occidentales. A pesar de ello encontró el apoyo mayoritario del pueblo español, antropológicamente en contra de las guerras, tanto antes de estallar el conflicto militar, como después con el abandono de Iraq, incluso asumiendo la “travesía del desierto” que ello supuso para España en el contexto internacional. Por ello centenares de miles de ciudadanos de todas las ideologías políticas, ajenos al adoctrinamiento partidista, eso sí,  ven ahora con estupor la reacción, no sólo del PSOE, el partido mayoritario de la izquierda de nuestro país, sino además el de otros partidos de izquierda, nacionalista en este caso, como ICV o ERC, siendo la única excepción en el parlamento IU y el BNG.

Por supuesto la tardía aprobación por el congreso de la intervención militar española en Libia, contó también con el apoyo de partidos de derecha como PP, CIU etc., pero evidentemente esto es algo que los ciudadanos asumen como normal dentro del sector denominado de centro o centro-derecha, según la terminología que les gusta usar a ellos mismos, y por lo tanto no cabe hacer especial mención a ello. De haber ocurrido lo contrario entonces la sorpresa hubiese alcanzado ya niveles mayúsculos, con la mayoría de la  izquierda a favor de una intervención militar y la derecha en contra.

Imagen de Gadafi con la palabra "asesino"


Incomprensible es también que, este “gran amigo” de occidente que era Gadafi, recibido y agasajado por todos los mandatarios europeos y occidentales, incluidos como no los de ideología izquierdista, que se permitía el capricho de montar su jaima beduina allá donde fuese haciéndose acompañar por una corte de vírgenes, sea ahora un personaje denostado. Gadafi es el mismo, en realidad él no ha cambiado, pero lo que  sí  ha cambiado ha sido el discurso de la izquierda, en especial en este país. Hemos pasado del NO a la guerra, a la intervención militar de los mismos personajes políticos que estaban en su contra hace un tiempo, y salían a las calles para manifestar su repulsa hacia ella apoyados por un nutrido grupo de intelectuales y artistas que aprovechaban la menor ocasión para expresar sus ideas anti-belicistas, ya no sólo por el carácter ilegal de la guerra de Iraq, al no contar con el apoyo de la ONU, sino además yendo más allá, al proclamarse como ardientes defensores del pacifismo, y en contra de la resolución de cualquier  tipo de conflicto, fuese cual fuese su justificación, mediante el empleo de la armas.

¿Dónde están ahora todos ellos, políticos, seguidores y demás comparsas? Guardan silencio, firmes y obedientes a los mandatos de sus sectas ideológicas y sectoriales que se mueven siempre en beneficio de sus propios intereses,  y nunca en el de los de los ciudadanos. Atentos a sacar provecho político, y a  la llegada de subvenciones, sueldos y prebendas de cualquier tipo, en definitiva preocupados más por sus intereses que por los del pueblo libio.

Todos ellos, antaño defensores de la paz , han quedado inmortalizados en un lienzo, que por más que se empeñen en ocultarlo, nos muestra la realidad del paisaje que les rodea, el paisaje de sus interés políticos, sus propios intereses partidistas y egoístas de clan o secta, mutantes en relación a las ventajas que puedan obtener  en cada momento, dispuestos a traicionar sin ningún miramiento ni escrúpulos las ansias de paz de millones de compatriotas que les apoyaron y les acompañaron en su día detrás de las pancartas del No a la Guerra.

Metamorfosis sí, pero esta vez no es el gusano que se convierte  en la  mariposa que vuela hacia el cielo de los ideales, sino al contrario,  una mariposa  que acaba convirtiéndose en el  gusano que repta sobre la hoja verde de su instinto egoísta de supervivencia.

 

Tulio.


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