Por Mendelevio

Otra vez un informe Pisa ha sacado los colores al nivel educativo español. En vez de mortificarnos con el diagnóstico, vamos a intentar vislumbrar vías de solución. ¿Cómo conseguir formar alumnos capaces de enfrenarse a problemas y no loros repetidores de contenidos memorísticos?  Me permito aquí reproducir una de las vías de salir del pozo en el que estamos: <El director del informe Pisa, Andreas Schleicher, considera que el profesorado español necesita más autonomía en la docencia y trabajar más en colaboración con los compañeros como uno de los factores que ayuden a que el rendimiento académico del sistema educativo español deje de estar estancado

"Los profesores no son dueños de su profesión", al contrario de lo que pasa en países de la OCDE que sí han sido capaces de mejorar en la Evaluación Internacional de Estudiantes de la OCDE (Pisa). (…) explica que el modelo educativo español es "muy prescriptivo", pues el Ministerio de Educación es quien principalmente establece los contenidos, pero al profesorado "no se le permite progresar dentro de su profesión, ni contribuir al desarrollo del currículum o ayudar a sus compañeros">.[1]

Alumnos en el aula de un instituto

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Por Mendelevio.

Visitar el monumento natural del Monasterio de Piedra cuesta unos 13€. El beneficio no se lo lleva el Estado. El Estado no es el propietario. Los liberales del siglo XIX vendieron el conjunto en 1840 dentro de las desamortizaciones. Sacaron dinero para sus gastos, beneficiaron a sus seguidores y hurtaron a todos los españoles la propiedad de este patrimonio a perpetuidad.

Los liberales del siglo XIX decían que vender los bienes nacionales era la mejor forma de mejorar la productividad de la agricultura. Gran falacia. Sólo se consiguió, por medio de la corrupción de las subastas, que la tierra se convirtiera en propiedades de especuladores, caciques y dueños absentistas, que obtenían rentas producidas por jornaleros muertos de hambre.

Privatización de empresas públicas

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En la facultad nos enseñaban que un derecho era una conquista, un paso adelante en la mejora de la calidad de vida: derecho al trabajo, derecho a un sueldo digno, a una vivienda...

Dónde cabe aquí el mal llamado derecho al aborto. Que derechos tiene el concebido y no nacido. Cómo es posible que, al igual que en la Edad Media, alguien tenga derecho sobre la vida de otro. Quién se interesa en convencernos que la parte más débil no es el bebé que va a nacer. Cómo es posible estar en contra de la pena de muerte y a favor del aborto. Cómo calificar el hecho de defender el no a la guerra y el si al a la interrupción del embarazo.

Para colmo nuestra tutora Europa y sus " embajadores" en el Congreso de los Diputados canta a los cuatro vientos que hemos retrocedido veinte años y yo les digo que hemos retrocedido mucho más, que nos hemos ido al origen de la vida.

Algunos "progresistas" dicen que la solución es muy sencilla, que aborte el que quiera y el que no quiera no, como si abortar fuera comprar lotería; y yo les digo que es crimen no es susceptible de ser tolerable para unos y perseguible para otros.

Para colmo de su fastidio mañana nace un niño en Belén y, a demás, su mamá no es de las que aborta.

ALBERTO

Por Mendelevio

En España nos mortificamos con los penosos resultados de los test PISA. También nos flagelamos con las altas cifras de fracaso escolar español y las bajas de Finlandia. Esto lo aprovechan neoliberales como Wert y Marcial Marín para decir cosas como que la calidad educativa no está relacionada con el número de alumnos por aula o con el gasto en educación.

Se plantean que tenemos que copiar modelos educativos como el alemán, el finlandés o el coreano… Todos parten de un error. Se cree que educar es cuestión de leyes,  de pizarras digitales y de modelos de exámenes. ¿Se han planteado que la diferencia entre Finlandia y España no es sólo de modelo educativo?  Tal vez el éxito finlandés habría que buscarlo en otras variables.

Primero hay que preguntarse si la composición social de Finlandia incluye minorías sociales y étnicas poco integradas. ¿Valoran el éxito escolar de sus hijos lo mismo los lapones que las minorías étnicas en España? ¿Tiene Helsinki barrios como las tres mil viviendas de Sevilla? En la periferia urbana de Madrid o Barcelona ¿funcionaría el modelo educativo finlandés?

Segundo habría que comparar la legislación laboral de ambos países, así como la cultura empresarial… ¿Tienen los padres finlandeses tan poco margen para dedicarse a la educación de sus hijos? En España las empresas y las administraciones fomentan que el empleado eche el mayor número posible de horas en el puesto de trabajo. Da igual que esas horas sean poco productivas o que impidan la conciliación de la vida familiar y laboral. Los progenitores (antes llamados padres) tienen un papel como mínimo tan importante como los docentes en la educación de sus hijos.

Después deberíamos comparar los políticos de ambos países. ¿Cambian de modelo educativo en Finlandia con cada cambio de mayoría parlamentaria? ¿Se reparten los departamentos de la universidad por cuotas de poder? ¿Tienen politizado el servicio de inspección educativa? ¿Convocan plazas para profesorado antes de las elecciones o cuando hacen falta? ¿Utilizan en Finlandia la escuela para justificar la existencia de los gobiernos autonómicos?

Confiar la mejora de la educación en cambios de ley orgánica cada 8 años es marear la perdiz o no querer solucionar el problema. Como bien nos recuerda José Antonio Marina: para educar a un niño hace falta toda la tribu.

Por Mendelevio

Hay muchos falangistas, o mejor dicho, un alto porcentaje de los pocos que hay, obsesionados con la UNIDAD FALANGISTA. De estos, muchos también están dedicados a tiempo completo a conmemorar la participación azul en la última GUERRA CIVIL.

Es evidente que los falangistas tenemos más caídos por las balas rojas que por las franquistas (entre ellos Juan-José Domingo). También hubo más falangistas en las prisiones rojas que en las franquistas (entre estos últimos Manuel Hedilla). Pero la represión franquista sobre los falangistas fue infinitamente mayor que sobre los monárquicos. Éstos, de la mano de Luis María Anson, nos han vendido que los juanistas eran uno de los pilares de la oposición al Régimen del General Franco, y que la familia Borbón, exiliada en la Italia de Mussolini, eran unos ardorosos defensores de la democracia. El provecho que los monárquicos sacaron del Franquismo fue infinitamente mayor que el que sacaron los falangistas, ¿por qué no se presentan ellos como los herederos del anterior Régimen?

80 años después, muchos falangistas siguen aferrados a lealtades de circunstancias. El 18 de Julio de 1936, Falange Española no eligió a sus aliados, la persecución e ilegalización por parte del gobierno del Frente Popular no le dejó otra opción, pese al poco aprecio que tenía José Antonio hacía la reacción española. El falangismo, que ha heredado del franquismo un calendario litúrgico de conmemoraciones, realmente no honra a los caídos. Los falangistas no murieron para que les lleven coronas a unos monumentos durante 100 años, lo hicieron por el triunfo de unos ideales de Patria y Justicia.

La unidad falangista sólo se puede construir sin tocar el tema de la valoración del régimen de Franco. Esto obligaría a la Falange reunificada a presentarse como un partido nostálgico del franquismo, nos presentaríamos como defensores de un régimen con menos libertades que el que padecemos ahora. Frente a esto, muchos falangistas queremos cambiar el actual régimen por su degradación de la democracia.

Aceptar al franquismo como modelo político, no sólo es traicionar la ideología joseantoniana y a los falangistas que padecieron por defender lo contrarío, es renunciar a la UNIDAD DE LOS ESPAÑOLES. Esa nueva FALANGE UNIDA no tendría vocación de unir a todos los españoles, renunciaría a atraer a esa media España que tiene cuentas pendientes con el Franquismo. Podemos no compartir los ideales de los represaliados del franquismo (anarquistas, comunistas, separatistas, socialistas…), pero no podemos negar el dolor de sus familiares, ni presentarnos como herederos de sus verdugos.

Seguir abrazando al régimen que surgió de la Guerra Civil es perpetuar la división de los españoles. ¿Qué tipo de falange sería esa? ¿La antípoda de la Falange de José Antonio? Yo, si tengo que elegir entre aspirar a la unidad de los falangistas y la unidad de los españoles, elijo la segunda. Cuando veo los viejos westerns de John Ford siento envidia por la reconciliación que reflejan entre los derrotados sudistas y los vencedores del norte, y están filmados 80 años después del fin de su guerra civil.