Seguramente estarán hartos de leer esta fina declaración, ya celebérrima: "A mí la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás. Que se metan a España ya en el puto culo, a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgando en los campanarios. Que se vayan a cagar a la puta playa con la puta España, que llevo desde que nací con la puta España, y que dejen de tocar los cojones. La pronunció el actor y director teatral Pepe Rubianes en la televisión pública catalana, entre el regocijo del presentador que le rió tan ingeniosa ocurrencia, y los aplausos del público, posiblemente animado por el regidor del programa. En fin, debe de tratarse de esa sutileza e inteligencia características del humor nacionalista, cuya supuesta gracia uno no acaba de pillar por más que ponga voluntad...
TV3 pidió disculpas por si alguien se había sentido ofendido (ya saben, si por casualidad algún español que otro se lo ha tomado a mal...). Y no motu proprio, sino cumpliendo indicaciones del Consejo Audiovisual de Cataluña. Pero el actor que profirió tales exabruptos tardó mucho tiempo en empezar, no ya a arrepentirse o a pedir perdón, sino simplemente a intentar justificar lo inexcusable. Y lo hizo de forma escasamente creíble, diciendo que donde dijo digo quería decir Diego, que no se refería a toda España sino a una determinada forma de entender España..., o sea, una riqueza tal de matices que se compadece muy poco con la zafiedad de las inequívocas declaraciones previas.
Pero si ciertos personajes andan escasitos incluso de educación, parece que de coherencia tampoco van muy sobrados. Porque la incontinencia verbal y las ofensas a España de este señor se acabaron justo cuando encontró una teta pública de la que chupar subvenciones. Y Rubianes estaba dispuesto a apearse –siquiera temporalmente- de su bravuconería antiespañola, a rendir pleitesía e incluso a bajarse los pantalones, estrenando una obra en un centro llamado precisamente Teatro Español, en la capital de España y sufragada con fondos públicos. El montaje escénico, además, estaba dedicado a Federico García Lorca, un poeta, mira por dónde también español, al que cierta gentuza, en plena coincidencia con este refinado criterio sostenido por Pepe Rubianes, decidió explotarle los huevos a tiros hace setenta años.