Coincidiendo con el periodo que utilizan los comercios para hacer pequeñas bajadas de precios en sus productos y engatusar, de paso, a los compradores con sus maravillosos mensajes publicitarios, nuestro estamento jurídico, los que velan por todos los ciudadanos e interpretan las leyes, han decidido subirse al carro de las ofertas.
No sé si es una nueva técnica que el contribuyente de a pie no llega a comprender (al menos yo aseguro que no entiendo nada); desconozco si esta nueva estrategia forma parte de un criterio de modernización de la judicatura; ignoro si esta decisión viene dada por devolver una favor a no sé quién o es parte de un todo simbolizado por esa extraña negociación; no comprendo si pertenece a una política de cobardía provocada directamente por el pánico o es, simplemente, una muestra más del absurdo más absoluto al que ya, por desgracia, nos tienen acostumbrados buena parte de los jueces, fiscales y letrados. Pero sí sé que se golpea frontalmente contra el sentido común, contra los derechos del ciudadano y contra la justicia.