La fragmentación del panorama político sobrevenido tras la reciente llamada a las urnas pone de actualidad las negociaciones para alcanzar los más peregrinos pactos de gobierno.
El pacto supone una herramienta normal en el funcionamiento de las instituciones democráticas. La falta de mayoría debe suplirse con un acuerdo entre las diferentes fuerzas que facilite la constitución de gobiernos, sean de naturaleza local, regional o nacional. El pacto supone, además, un mecanismo político óptimo frente a la fórmula del gobierno de la lista más votada. El acuerdo previo rebaja la dificultad que supone el ejercicio del poder en minoría, que puede conducir al colapso de la gestión por la vía rápida, poniendo coto a las prácticas excesivamente partidistas o descaradamente unilaterales.