España se está desmoronando. La sociedad se debate entre la desesperación y la indignación y la partidocracia se hunde en las heces de su propia corrupción. Mientras, los cyber falangistas parecen más interesados en debatir sobre las obras del último dictador o sobre la unidad de los grupos y grupúsculos que usan el mismo logotipo. Temas de gran irrelevancia y esterilidad, y más en los tiempos que corren. Poco se debate el cómo se pueden afrontar las crisis que nos están barriendo, qué propuestas se pueden presentar a la sociedad, cómo podemos influir en los acontecimientos. Hay temas urgentes para debatir, temas inminentes.