Desde los tiempos de la transición el mes de agosto ha sido un mes en el que los símbolos cobraban relevancia en el País Vasco, cuando eran utilizados por los radicales como argumento de confrontación en lo que mediáticamente se dio en llamar "guerra de las banderas.
La legalidad en materia de banderas ha sido vulnerada durante décadas, encubriéndose el rechazo de los nacionalistas a la exhibición de la enseña nacional de España con la ausencia de cualquier bandera en los edificios de la administración autonómica y de las corporaciones locales con la única excepción en alguno de los principales ayuntamientos el día grande de las fiestas cuando, de modo vergonzante, la bandera nacional ondeaba por unos instantes junto a la ikurriña y la bandera europea.