La descarada y manipuladora censura que TVE realizó al sonar el Himno Nacional antes del inicio del partido final de la Copa del Rey de fútbol en el estadio valenciano de Mestalla el pasado miércoles 13 de Mayo, desconectando para que no se oyera la pitada que contra el mismo realizaron los separatistas subvencionados que allí acudieron a politizar una fiesta deportiva, no es más que otra muestra de lo que en dicho ente público se ha venido practicando desde el día de su creación. Efectivamente, RTVE ha sido siempre un instrumento propagandístico al servicio del gobierno de turno, más preocupado por presentar la realidad de acuerdo a los intereses de quien manda que de ser lo que siempre debió: garante de la pluralidad y el rigor informativo, a la vez que formaba y entretenía. Por el contrario, RTVE desde su nacimiento ha sido la gran fábrica de manipulación y tergiversación, donde se ha presentado una realidad maniquea de la sociedad española dividiéndola en buenos y malos según el prisma del gobierno de turno, no habiendo distinción en esto entre la época de la dictadura y la democracia.

RTVE ha venido siendo la escuela de los grandes manipuladores de la profesión periodística española que luego prosperaron también en los medios de prensa privados y, al contrario que en los países europeos de nuestro entorno, los periodistas de aquí se caracterizan más por obrar de lame traseros del poder establecido en cualquiera de sus taifas que de ejercer con dignidad y veracidad su profesión de informadores. Por eso no existen en España unos medios de prensa públicos al estilo de la BBC británica al que todos en esa profesión dicen admirar, pero de la que están tan lejos en el proceder. No somos en FALANGE AUTÉNTICA partidarios de las privatizaciones que, además de enajenar lo que es de todos, tampoco son garantía de una buena gestión económica y óptima prestación de servicios. Sin embargo, en el caso de RTVE podríamos pensar en hacer una excepción. Si unimos lo que nos cuesta y el pésimo servicio que presta, a lo mejor valdría la pena que el Estado se quitara de encima a un siniestro ente que no ha cesado de escribir una de las páginas más grises de la reciente historia de nuestra Nación. Y tiempo han tenido de haber rectificado, oportunidades, nuestra paciencia y, sobre todo, tampoco les ha faltado el dinero que para ellos se ha detraído de otros fines de mayor interés social. Como dice el otro, es cuestión de "talante y en esa casa, para eso, no lo hay.

 

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