¿Es posible hacer otra política que tenga como centro el interés de la mayoría, la mejora y promoción de los servicios públicos, la defensa de un modelo de crecimiento que prime lo colectivo sobre el interés individual y garantice un desarrollo más armónico, productivo, garante de un empleo estable y con derechos; un modelo que ponga coto a la actividad impune de especuladores y políticos corruptos?
Nosotros creemos que sí; sería preciso desarrollar una activa intervención estatal, dirigida a fomentar el control social de las grandes líneas de actuación económica, la aplicación de una política industrial, el control de la actividad de las multinacionales y de las grandes empresas para forzar un aumento de la productividad basado no en el empleo precario sino en una mayor inversión en investigación y equipamiento, el apoyo a las Pymes y al cooperativismo, etc. Una política económica que en lugar de privatizar los servicios públicos, los desarrolle para mejorar la atención de los ciudadanos, particularmente de los sectores más desfavorecidos, porque los servicios públicos son además una fuente de empleo estable y con derechos.