Por Mendelevio

Frente a una Arcadia Catalanista que nos venden los nacionalistas, en el balance del separatismo del último siglo no es estimulante para los secesionistas catalanes.

A principios del siglo XX efectos económicos para España de la perdida de Cuba en 1898 fueron positivos. No sólo por el fin de los gastos de la guerra sino por la repatriación de capitales ahí invertidos. Con el dinero que salió de Cuba se fundaron en España bancos como el Banco Español de Crédito o el Banco Hispano americano. ¿Nos suena cómo el capital huye de los territorios separatistas? Al irresponsable  Junqueras no le preocupa la descapitalización de Cataluña. Sólo le preocupa que las empresas se establezcan en el resto de España. Pesa más su odio a España que su amor a Cataluña.

Las declaraciones unilaterales de independencia de Katanga (1960) y Biafra (1967) no tuvieron reconocimiento de la ONU, y fueron reprimidas tras duras guerras. La independencia de la Argelia Francesa se votó en toda Francia el 8 de enero de 1961 (ganando el sí por un 76% en la metrópoli y un 70% en Argelia). La salida de Argelia de Francia, evidentemente supuso su salida de la OTAN. Los argelinos de origen europeo y los que habían apoyado a Francia tuvieron que abandonar el país, bajo amenaza de muerto. ¿Qué vida espera en una presunta Cataluña independiente a los catalanes no separatistas?

La República Turca del Norte de Chipre y República Moldava Pridnestroviana (Transnistria), son territorios que hicieron declaraciones unilaterales de independencia, y sobreviven sin el reconocimiento internacional. Kosovo es solamente  reconocido por  111 de los 193 miembros de Naciones Unidas. ¿Es ese el futuro que quieren Puigdemont y Junqueras para Cataluña? Sobre  Anna Gabriel no preguntamos, porque tenemos claro que sí.

Los separatistas catalanes, se han creído sus propias mentiras… y están llevando a Cataluña al desastre. No aman a Cataluña, no quieren lo mejor para los catalanes… sólo están obcecados en salir en los libros de historia como los padres de la Patría.

El itinerario que habría de culminar en la Constitución de 1978 requería de un mismo y único discurso político de base, anterior a cualquier divergencia ideológica y sostenido por todos los partidos con aspiración de gobierno. Este requisito habría de ser acatado sin reservas o conllevaría un conjunto de desventajas insuperables dentro del juego electoral. De lo contrario, el partido díscolo nunca obtendría el reconocimiento a su legitimidad democrática y quedaría sin acceso a la financiación, la cobertura informativa y a otra serie de prebendas más discretas sin las cuales se torna imposible afrontar la inmensidad que supone una campaña electoral eficiente.

Este discurso común de base declaraba la ruptura radical con el franquismo que, en adelante, se declararía causa eficiente no sólo de los males que por aquel entonces aquejaban al país sino de los que lo continuarían lastrando en el futuro. La pretensión de este antifranquismo de validez universal debe entenderse como un núcleo de ideas-fuerza capaz de remover la voluntad colectiva y de fijar los límites que el juego partidista de izquierdas y de derechas no podía llegar a rebasar. En otras palabras, el imaginario antifranquista se verá hipostasiado a la categoría de “alma política de la nueva España democrática”.

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Por Mendelevio

La detención de Ignacio González ha puesto en evidencia las vergüenzas de los “neoliberales” que han gestionado la Comunidad de Madrid los últimos 20 años.

Nos han hecho creer estos políticos (ahora procesados) y sus economistas de cabecera con tarjetas black de Caja Madrid (Iranzo, Recarte…) que lo más eficaz era privatizar todo lo público. Ahora descubrimos que sólo hacían negocio con lo público.

Han privatizado gran parte de la educación, transfiriendo fondos y cediendo terrenos a unas empresas privadas que hacen de un servicio público un negocio. Se mantienen con fondos públicos unos centros educativos que con subterfugios (donativos, gastos en material y uniformes, extraescolares…) expulsan a los alumnos de rentas más bajas.

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No sabemos aún, con rigor, qué significa la colaboración en términos económicos. Si por Economía debe entenderse el “sistema de producción, distribución, comercio y consumo de bienes y servicios de una sociedad o de un país”, y habida cuenta de la amplitud de esta definición, parece claro que nos hallamos ante una propuesta alternativa de gran calado. Un balón de oxígeno que viene a disipar la agobiante sensación de hastío hacia una ciencia Economía tan perfectamente dogmática, apodíctica, unívoca y tautológica como la que se imparte a nuestra juventud. 

La definición más excesivamente inclusiva de Economía Colaborativa (en adelante EC) se construye a partir de dos pilares diferenciados: la búsqueda de la gratuidad de los intercambios o, cuando menos, la obtención de un descenso drástico de precio en relación con las ofertas del mercado tradicional; y la obligación de establecer las relaciones de mutuo interés entre las partes siempre mediadas por las nuevas tecnologías (redes sociales, comunidades virtuales, tiendas on-line, etc.)

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Por Mendelevio.

El pueblo español necesita su revolución y creyó que la había conseguido el 14 de abril de 1931; creyó que la había conseguido porque le pareció que esa fecha le prometía sus dos grandes cosas, largamente anheladas: primero, la devolución de un espíritu nacional colectivo; después, la implantación de una base material, humana, de convivencia entre los españoles.

José Antonio, 19 de mayo de 1935

Reivindicamos el 14 de abril, repudiamos el 15. Nos sentimos cercanos a un cambio de régimen pacifico e ilusionante. No añoramos a una monarquía corrupta que cayó sin que saliera en su defensa ni un puñado de alabarderos.

Repudiamos a unos políticos sectarios que elaboraron una Constitución que media España imponía a otra media. Fueron unos enanos intelectuales y morales, que no fueron capaces de construir una república para TODOS los españoles.

Si la monarquía que cayó fue un régimen de conservadores egoístas más o menos liberales, la república fue un régimen de izquierdistas incendiarios, qué negó el derecho a existir a media España.

No reivindicamos a Manuel Azaña, como hizo José María Aznar, porque como máximo representante de la República fracasó en vertebrar a España y reconciliar a los españoles. Defendemos una 3ª República de TODOS los españoles. Rechazamos cualquier régimen (monarquía, república o dictadura) que media España construya contra la otra media.