Enrique Antigüedad

Hace ya muchos años que decidí definirme en lo político como falangista. A pesar de que pudiera parecer que con los años debiera tener cada vez más claro que es lo que eso significa en términos de política real, qué hacer ante esta o aquella cuestión, qué proponer ante esta o aquella situación, qué posición tomar ante esta o aquella decisión gubernamental, la realidad es que con el paso del tiempo he ido perdiendo la soberbia que al principio me hacía pensar que tenía/teníamos las soluciones a todos los problemas y ahora me permito dudar, sin avergonzarme, de la viabilidad de algunos de los planteamientos que en ocasiones he defendido con gran vehemencia.

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Borja Manrique

En estos días volvemos al secular tema de la religión en la escuela pública. La Jerarquia Católica moviliza a los fieles en defensa de la clase de religión. El socialismo en el gobierno propone que los colegios públicos impartan la educación de la fe como algo opcional, y ahora añade además una asignatura obligatoria sobre el hecho religioso y otra, también de estudio obligado, sobre los "valores ciudadanos".

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Por Áñigo Barruelo

¿Se acuerdan de aquella ocasión en la que se veía al ahora Ministro de Defensa Bono, entonces presidente autonómico de Castilla y La Mancha, llamando "gilipollas integral" al Primer Ministro británico Tony Blair? Pues después de 100 días ejerciendo en el Gobierno, algo que ni de coña se esperaban, habría que ver si se ha vuelto ahora la tortilla de los adjetivos, sobre todo según la deriva que están tomando ciertas cosas y en qué consiste todo eso del talante, el diálogo y demás requiebros verbales.

Tenemos a un presidente de Gobierno que ni él mismo sabe cómo ha llegado hasta ahí. Se podría llamar algo así como "el triunfo de la mediocridad", o aquello de "¡¡Te puede tocar a ti!!". Aunque también se puede decir que estaba cantado, si en la sociedad ha triunfado la mediocridad ¿por qué no iba a triunfar en unas elecciones? ¿Qué cabe pensar de alguien que no se quita esa sonrisa forzada y boba de la cara y que hace el ridículo en cuanto se sale del guión o se le deja solo? Pues cabe pensar nada bueno.

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Borja Manrique

El nuevo curso político se presenta de lo más agitado, y no sabemos qué España nos encontraremos con el regreso del estío. ZP ya ha cumplido su tiempo inicial, ese que siempre los presidentes pasan de acá para allá repartiendo sonrisas y buenas intenciones.

El otoño nos devuelve la realidad de este país nuestro, tan duro, tan complejo y enrevesado. Los astilleros en huelga, porque en el país más marítimo de Europa son un gran problema, paradojas de nuestra infraestructura socioeconómica. Los de la Naval de Sestao con sus barricadas incendiadas nos han traído la imagen del obrero en lucha, dispuesto a todo por el pan con dignidad. Nada de prejubilaciones, por muy bien dotadas que estén. Los astilleros, como las vacas y la pesca, sobran en el espacio económico europeo y ahora han estallado en la cara de ZP.

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Por Arquímedes

Es evidente que España ha pasado de ser un país tipicamente desarrollista, y sin embargo aún no ha llegado al promedio general de las naciones desarrolladas de la Europa occidental. Un análisis nos aclarará tales afirmaciones.

A pesar de los fondos masivos que Bruselas nos está enviando (hasta el 2007), todavía no superamos el nivel de renta medio europeo. Lo que sigue caracterizando a nuestra dolorida España son los siguientes aspectos: alto desempleo ocupacional, sobre todo femenino y de la gente jovén, de inválidos, salarios bajos para un nivel de vida ciertamente alto, y muy por encima de las propias posibilidades de la economia popular, lo cual agrava el factor de integración de la mayoría de las capas sociales; alto índice de precariedad laboral, una juventud "pobre, sin medios para emanciparse, viajar, vivir su vida independiente; alto endeudamiento de la población civil, sobre todo por hipotecas interminables de pagar, y con unos precios del sector inmobiliario altamente especulativos y en progresión; natalidad de las más bajas del mundo; poca inversión en investigación, familia y educación pública; política medioambiental más propia de un país subdesarrolado, que de un pais de la CEE, sobre todo a nivel de ruidos (contaminación acústica), de residuos incontrolados,etc; bajisima productividad laboral, alto nivel de accidentes de tráfico; asesinatos de mujeres o violaciones permanentes de sus derechos; emigración con bajos niveles de integracción laboral y social, si bien España ha sido y es un país de emigrantes, por cierto siempre olvidados y que representan a más de un millón de compatriotas; carencia de ayudas verdaderamente sociales para la ciudadanía –como existe en la mayoría de los países de la CEE-; una pésima RTVE, con sus programas basura a todas horas; los canceres del nacionalismo vasco, catalán y gallego; una cultura civica de las más bajas de Europa, solo comparable en rasgos generales de evolución histórico-política a Grecia o Portugal, y todo eso sin contar la subordinación casi absoluta de los gobiernos respectivos a la política mercantilista y militar de los Estados Unidos –representada en su hegemonía militar dentro la OTAN- y la propia Comunidad Económica Europea (CEE), que es harto conocida por tratarse de un "mercado de mercaderes.

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