N. Sanz

Llevábamos meses oyendo alabanzas a Bono, lo buen presidente que iba a ser Bono, lo patriota que es Bono, el sentido de Estado que tiene Bono... Bueno, pues ya tenemos a Bono de ministro, aunque algunos lo hubieran preferido ver de presidente del Gobierno, y ya los que no lo conocían han podido comprobar que lo de este individuo es demasié.

A los que hemos tenido la desgracia de sufrirlo como presidente de Castilla y La Mancha no nos pilla de nuevas, aunque lo hayamos sufrido más los castellanos que los manchegos, pero los que no estaban acostumbrados habrán flipado. ¿Quién sino Bono podría invitar a doscientas personas a su "toma de poder"? Como si el nuevo presidente del Gobierno fuera a ser él. Pero claro, un tío que se ha tirado veinte años de virrey en la taifa de Castilla y La Mancha no podía entrar de otro modo en su nuevo cargo, no podría haber sido de otra forma, incluso ha esperado un día a que el resto de ministros hubiesen tomado posesión para así tener toda la atención mediática.

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Borja Manrique

José Bono es hombre de gestos grandilocuentes y discurso pomposo, y lo ha demostrado a las primeras de cambio en su nueva andadura al frente del Ministerio de Defensa. Su toma de posesión fue digna de las más altas instancias del Estado.

Pero Bono es además un referente para muchos socialistas que se sienten profundamente españoles. José Bono, Juan Carlos Rodriguez Ibarra, Paco Vazquez: tres miembros destacadisimos del PSOE que reivindican en todas sus intervenciones públicas un patriotismo para y desde la izquierda.También lo hace, y con bastante brillantez, el presidente Zapatero, aunque tomándose menos libertades que los anteriores.

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Por Roger

El calor del motor del BMR le golpea en la cara como un puñetazo cada vez que Carmona el conductor acelera, pero al menos espanta las moscas, gordas como abejas, y que muerden como tábanos.

- "!Movimiento a las tres!. Controla la azotea del edificio Amarillo, ordena por el interfono al tirador de la ametralladora.

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Solo lleva una semana aquí, pero este es el tercer servicio de patrulla que le toca hacer desde que llego para sustituir por la vía de las prisas a Martínez, aquejado de una disentería galopante.

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<Borja Manrique>
Pocos se acuerdan hoy de aquel día primaveral. Fue un 14 de Abril cuando una España atrasada como nunca, con su hambre de siglos y las alegrias imperiales marchitas en Cuba y Filipinas, se echaba a la calle en fervores paganos y primaverales. La alegria del 14 de Abril fue el canto primaveral de un regimen que luego resultó tortuoso hasta el desencanto y la sangre.No quisimos entendernos, o quizá no estabamos preparados.
Nos estabamos preparados para asumir nuestro propio destino como pueblo penetrado por una domocracia sin caciques y sin falsedades.
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Alberto González Rodríguez

Nada me une al partido popular, ni al socialista, ni a ninguno. De modo que nadie tome estas líneas como defensa de alguno. Allá ellos con sus polémicas, en las que sabrán defenderse solos. Los tiros van por otro lado.

Van como toma de posición desde la sociedad independiente no militante contra la manipulación a que alguno trata de someternos, como si todos fuéramos unos ignorantes estúpidos dispuestos a tragar el falseamiento de la historia últimamente en boga, consistente en reescribir el pasado, desenterrar muertos y avivar rencores, con riesgo de, como ya se ha desvelado incluso de modo expreso, volver al año 36, lo que acabarán por lograr si continúan hurgando en cosas ya olvidadas por todos menos por los que las siguen removiendo desde el partidismo revanchista. Una muestra de ello es el artículo "Antes rota que roja", publicado en este mismo diario el pasado día 6 y rectificado el 8, que su autor, hoy socialista con cargo y ayer comunista, inicia tergiversando la frase "antes roja que rota", de la que afirma ser "una de las consignas de la derecha fascista española durante la II República que expresa gráfica e impúdicamente la reacción y el sentimiento que le animaban ante el avance popular de los partidos y organizaciones de izquierda". Afirmación que significa, o ignorar la historia, lo que es malo, o manipularla, que es peor. Y que, en cualquier caso, denota que el autor es un pésimo analista o un gran manipulador, ya que el sentido de la frase es exactamente el contrario del que le da. "Prefiero una España roja a una España rota" no fue consigna de nadie, sino una frase de Calvo Sotelo repetida en varias ocasiones como base de su pensamiento personal. La última vez, en aquella negra sesión del Parlamento "democrático y progresista", de 16 de junio de 1936, en que, tras haberlo sido ya varias veces por socialistas y comunistas a través de La Pasionaria, Margarita Nelken, José Díez, Galarza y otros, fue amenazado de muerte directamente por el propio presidente del gobierno, Casares Quiroga, y La Pasionaria ("Su señoría morirá con los zapatos puestos") anunciando el propósito de asesinarlo que, valiéndose de las fuerzas de seguridad del Estado, cumplieron menos de un mes después, el 13 de julio. Tras lo cual, obviamente, la frase no volvió a ser utilizada. Porque a partir de tan horrendo crimen de Estado, nadie, salvo los propios rojos, quería una España ni rota, ni roja. La frase no iba, pues, contra el avance de las izquierdas, dedicadas por otra parte a quemar conventos, asesinar religiosos y arrasar campos -que podía haber ido, vista la situación de las cosas sino a favor de España, con una grandeza de espíritu que sólo cabe interpretar en la misma clave que el juicio de Salomón. Es decir, preferir que algo muy querido pase a manos de otro, incluso adversario, antes que verlo destrozado o muerto.

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