Por Áñigo Barruelo
¿Se acuerdan de aquella ocasión en la que se veía al ahora Ministro de Defensa Bono, entonces presidente autonómico de Castilla y La Mancha, llamando "gilipollas integral" al Primer Ministro británico Tony Blair? Pues después de 100 días ejerciendo en el Gobierno, algo que ni de coña se esperaban, habría que ver si se ha vuelto ahora la tortilla de los adjetivos, sobre todo según la deriva que están tomando ciertas cosas y en qué consiste todo eso del talante, el diálogo y demás requiebros verbales.
Tenemos a un presidente de Gobierno que ni él mismo sabe cómo ha llegado hasta ahí. Se podría llamar algo así como "el triunfo de la mediocridad", o aquello de "¡¡Te puede tocar a ti!!". Aunque también se puede decir que estaba cantado, si en la sociedad ha triunfado la mediocridad ¿por qué no iba a triunfar en unas elecciones? ¿Qué cabe pensar de alguien que no se quita esa sonrisa forzada y boba de la cara y que hace el ridículo en cuanto se sale del guión o se le deja solo? Pues cabe pensar nada bueno.
Tenemos también a ministras que no saben de lo que administran y que van de ridículo en ridículo tanto en cultura como en agri-cultura, se ve que la cultura no es su fuerte, con lo cultos que son los de izquierdas. Tenemos a un Ministro de Industria charnego que debe ser lelo o idiota, aunque a lo mejor en vez de ministro resulta que es un "topo", un infiltrado en el Gobierno, que dice no se qué de que España es una nación de naciones y que Cataluña es una nación junto con no sé cuantas comunidades más. O sea, un tío que llega a ministro del Gobierno de España y que ni siquiera sabe lo que es España, o que es tan indigno que finge no saberlo. Tenemos también a un ministro-vedette, si, como lo oyen, un Ministro de Defensa que estuvo más de 20 años de gran cacique al cargo de la comunidad de Castilla y La Mancha y que ahora le han puesto de ministro. Si, ese que hace un sarao de cualquier comparecencia y se lleva a los periodistas de excursión a Iraq. Pero aún hay más, tenemos de Ministro de Trabajo a un individuo que manipulaba informes cuando estaba en la oposición ¿quién nos asegura que no hará lo mismo ahora?
En fin, que tenemos un gobierno de famóbil que pide paciencia y diálogo para resolver una ocupación que dura ya 300 años, que ahora va de la mano de nuestro sempiterno enemigo del sur, que cree hacer buenas migas con los que nos han jorobado todo lo que pueden y más desde el otro lado de los Pirineos. ¿Este es el gobierno que decía Rubalcaba el día de la jornada de reflexión que nos merecíamos los españoles? Exactamente, esto es lo que nos merecemos, ni más ni menos. Así que visto lo visto yo opto por ser objetor de conciencia con respecto a mi patria y todo lo que la representa, no me gusta esta España de famóbil liderada por Polanco, Sardá, Mr.Bean y su cuadrilla. Perdón ¿he dicho objetor de conciencia? No, que me recuerdan a aquellos objetores de cuando la mili y que siempre me parecieron un poco moñas. Me declaro insumiso, que es una postura más varonil y más valiente. Insumiso ante esta España mediocre, bananera y de saldo.