Con ocasión del nacimiento de la infanta Leonor de Borbón, todos los partidos e incluso el propio Príncipe de Asturias han coincidido en la oportunidad y conveniencia de reformar la Constitución, para evitar discriminaciones por razón de sexo, permitiendo que la pequeña pueda en su día reinar con independencia de que tenga algún hermano varón.

¿No les parece que algo chirría en la lógica de este planteamiento? Estamos hablando de evitar discriminaciones, pero ¡sólo entre dos hermanos de la misma familia!, sin posibilidad alguna de que ese entusiasmo igualitario pueda extenderse más allá del apellido Borbón.

La Monarquía es discriminatoria por definición. La jefatura del Estado se convierte en una institución hereditaria en el seno de una determinada familia, sin que pueda someterse a la elección democrática y sin que sea accesible a alguien que no pertenezca a esa única familia, investida primero por un supuesto Derecho divino y ahora por mera tradición histórica y continuidad dinástica.

Ya que están tan lanzados, tan dispuestos a acabar con los arcaísmos ¿por qué no se plantean también terminar con la discriminación por razón de sangre? Si de verdad les preocupa evitar discriminaciones, para eso existe una fórmula simple: la República democrática. ¿Qué no es oportuna la cuestión, que no les gusta semejante alternativa...? Bien, pues al menos que no nos tomen por imbéciles y dejen de contarnos esos cuentos de que les preocupa evitar las discriminaciones.

Selenio