FALANGE AUTÉNTICA no quiere pasar por alto los graves movimientos que se observan entre los partidos nacionalistas vascos sin manifestar su opinión.
No es sencillo analizar políticamente la situación de un País Vasco en el que procedimientos científicos habituales como la analogía son difíciles, por no decir imposibles, de utilizar. La razón está en una singularidad que se ha manifestado letal para la convivencia pero que entusiasma a la comunidad nacionalista según la cual la sociedad vasca es completamente atípica en el contexto político español y europeo.
Vamos a hablar del PNV y el PNV no escapa a esa singularidad. Un partido político al que se le ofrece la presidencia del gobierno autónomo sin ganar las elecciones, cuyos máximos dirigentes jamás han sido refrendados por las urnas pues no se presentan a las elecciones mientras sus representantes incluyendo el lehendakari no tienen voz propia en las instituciones, que mantiene un frente institucional y otro orgánico, que tiene una estructura paraestatal con Arzalluz como reina madre de una patética monarquía ilustrada con Ibarretxe como valido.
Con frecuencia se utilizan los calificativos central e imprescindible para referirse al papel que puede o debe jugar el PNV en la posible solución del problema en el País Vasco.
Aunque no es cierto, como pretenden algunos, que su importante cuota de responsabilidad en la generación y nefasta gestión del problema les inhabilite necesariamente para participar en su solución sí es cierto que antes de proponer al incendiario para custodiar la gasolina debemos reflexionar sobre el estado de esa cuestión. FALANGE AUTÉNTICA reconoce que el PNV es efectivamente un factor central en la sociedad vasca, pero no está dispuesta a aceptar que pueda ser imprescindible para garantizar calidad de vida democrática a los vascos.