Ante la elevadísima abstención registrada en las elecciones europeas de junio, desde Falange Auténtica considerábamos entonces que esta actitud ciudadana reflejaba "un descontento palpable por la manera en que se hacen las cosas en la Unión Europea: instituciones alejadas de la gente, decisiones que se toman sin saber muy bien quién las toma y una cámara parlamentaria que viene a ser algo así como un lujoso cementerio de elefantes para políticos fracasados en lides electorales nacionales. "Los ciudadanos europeos –añadíamos en nuestra valoración- han correspondido en esta ocasión a sus políticos con la misma actitud que mantienen habitualmente ellos. Si los burócratas de Bruselas y Estrasburgo deciden y gestionan de espaldas a los ciudadanos, éstos a su vez les han dado la espalda en el único momento que a ellos les interesa: el de emitir el voto que sirve para garantizarles su privilegiado estatus. Observábamos, sin embargo, como, a pesar de ello, "ninguno de los macropartidos establecidos ha hecho autocrítica seria sobre el proceso de construcción europea ni ha abierto una reflexión rigurosa al respecto. Por el contrario, prácticamente al día siguiente, sin ningún recato, ya estaban otra vez negociando un proyecto de Constitución elaborado al margen de la propia ciudadanía europea.