“Nos apena la situación de descrédito que protagonizan los sindicatos: su continuada ineficacia, sectarismo y corrupción han dañado la imagen de uno de los instrumentos sociales más importantes de nuestra sociedad. Creemos en la necesidad de articular a todos los productores en sindicatos que no sólo tengan un componente reivindicativo, sino que sean capaces de orientar y democratizar la actividad económica a nivel empresarial, sectorial, nacional o internacional.” (Declaración de Principios de Falange Auténtica)
Soñar es gratuito, y en Falange Auténtica creemos que algunos sueños en las mentes de los precursores de avances sociales, son los que han hecho que este mundo nuestro avance. Invitar a las personas a soñar, en lo tocante al sindicalismo es imprescindible y es un primer paso para ver como algunos sueños pueden hacerse realidad.
Todavía estamos a tiempo de superar el capitalismo. Para eso quedará siempre tiempo y será siempre una alta tarea moral acometer esa obligación que nos legaron nuestros mayores.
Tal vez no sean estos los mejores tiempos para apelar a las ansias de cambio de una sociedad que parece más preocupada por defender lo que ya ha conseguido que por superar las carencias de los más desfavorecidos.
Falange Auténtica, tal vez contracorriente, aspira a transformar el sistema económico, para conseguir que las relaciones laborales dejen de consistir en un mero alquiler de fuerza productiva que asigna a los trabajadores el papel de meros vendedores de su capacidad laboral. Falange Auténtica, cree que son muchos los que estarían dispuestos a asumir la responsabilidad de ser propietarios de los medios de producción que utilizan en el cumplimiento de su función social de trabajar. Falange Auténtica, quiere construir con todos ellos un sistema donde la autogestión se convierta en un objetivo atractivo y en una meta cuya conquista sirva para superar las injusticias y los desequilibrios que ha creado y consolidado el capitalismo.
Nuestras propuestas pasan por la organización sindicalista de las explotaciones, apoyándose en la creación de sindicatos que puedan ejercer como propietarios de los medios de producción y cuyos integrantes, todos los trabajadores de la empresa, puedan ejercer la autogestión en el marco de organizaciones unitarias, democráticas y participativas, cuyos objetivos no serán sólo engordar las cuentas corrientes de los socios capitalistas de la empresa, sino engordar las cuentas de resultados de las empresas, para cumplir con la doble función de satisfacer las necesidades materiales de los trabajadores y al tiempo dar cumplimiento a la función productiva de las empresas integradas dentro del proyecto patriótico que quisiéramos que fuera España.
No es revolucionario sólo lo que implica algarada y violencia. Revolucionario es lo que pretende cambios ambiciosos y rechaza el derrotismo de los que sólo aspiran a la reforma parcial del injusto sistema capitalista. Somos muchos los revolucionarios que detestamos la violencia, pero comprendemos la necesidad de transformaciones profundas.
El camino más corto pasa por las estrellas, y somos muchos los que estamos empezando a andar.