Si es verdad que las Navidades traen lo mejor de cada cual. Si es cierto que estos son los días en los que se tienen a flor de piel los mejores sentimientos. Si es cierto que en estas fechas las personas pensamos un poco más en los demás. Si es cierto que los deseos de paz inundan el pensamiento de todos nosotros cuando estamos próximos a celebrar el nacimiento de ese revolucionario que fue Jesucristo.
Si todo eso es cierto, es el momento de decir en voz alta qué opinamos nosotros sobre la PAZ que tanto se desea en Navidades.
La paz. Claro que sí. Queremos la paz para todos y a todos se la deseamos. Pero no olvidamos que no puede haber paz sin Justicia. Es más, incluso proclamamos que no debe haber paz si aún no hay Justicia.
Somos muchos los que pensamos que si no luchamos por conseguir para todos la Justicia, será imposible la Paz o dicho de otra manera que no podemos abandonarnos a la deseable y bella Paz si aún el mundo padece hambre de Justicia.
No puede haber Paz si algunos de nuestros hermanos insisten en explotar a otros.
No puede haber Paz, si aún la comodidad de los menos cabalga a lomos del agotamiento de la mayoría.
No puede haber Paz, si sólo a los desfavorecidos se les pide resignación cristiana y a los de siempre, a los poderosos, a los ricos, a los que viven del esfuerzo de sus semejantes, se les ofrece, para colmo, la posibilidad de ser caritativos y así buscarse el favor del cielo y la tranquilidad necesaria para seguir celebrando las navidades fastuosamente.
No puede haber Paz si creemos que poner un pobre a nuestra mesa por Nochebuena es una solución.
No puede haber Paz en un mundo en el que las dos terceras partes de la población sufren hambrunas, mientras el tercio que queda parece más preocupado por evitar que arriben a sus costas los desheredados del Tercer Mundo, que por conseguir con su poder ,que no haya más mundo que el de primera, sin tercer, ni cuarto mundo.
Sólo habrá Paz cuando cada uno tenga bien provista su mesa, y visitemos la de nuestros hermanos por gusto, por cortesía o por amistad, pero nunca por necesidad.
Sólo habrá Paz cuando sepamos que los esfuerzos de la humanidad se hacen con el objetivo de conseguir la mayor Justicia para toda la humanidad, y no solamente para abultar las cuentas de resultados de los plutócratas de siempre.
Sólo habrá Paz, si conseguimos que las luces de la Navidad no nos distraigan de la realidad de oscuridad e injusticia que padece parte de nuestro pueblo y del mundo.
Porque sólo podrá haber paz cuando exista la Justicia y su manto cubra a todos los seres humanos.
Este es nuestro deseo de Paz. Un deseo de lucha por la Justicia. Un deseo de responsabilidad, donde cada persona, haga examen de conciencia y se pregunte si este año ha hecho todo lo que podía para que la Justicia sea un bien universalizado. Un deseo de que todos, incluso sin conocer aún cuales son todas las soluciones, no cejemos en su constante búsqueda.
Sospechamos que ese es el mensaje que quiso dejarnos aquel que nació en Belén.
Feliz Navidad