Fdo. Juan Fº Glez. Tejada
A las siete de la mañana me desayunaba con las declaraciones de nuestro presidente sobre su firme propósito de limpiar las calles de delincuentes y, aunque uno a esas horas de la mañana no tiene la mente muy clara, lo primero que me asaltó fue la sorpresa de que nuestro presidente no se haya enterado hasta ahora lo que esta pasando en las capitales y los pueblos rurales a lo ancho y largo de nuestra piel de toro. ¿Habrán sido los invitados a la boda de su hija quienes se lo han contado en la larga noche de fiesta? ¿Por qué además de conocer el estado de las calles quiere limpiarlas? ¿Son la proximidad de las elecciones y su afán de populismo lo que han desatado su firme propósito?
Después de acabar con mi tostada del aceite de oliva virgen extra (esencia de la tierra regada con el sudor y la humildad del pueblo llano que sufre los ataques descarado de una delincuencia impunemente envalentonada), con la mente ya mas engrasada , pienso que nuestros políticos, si no crean problemas, cuando menos se puede afirmar que dejan que estos se agudicen, para emerger como salvadores electorales, como valedores de los derechos del ciudadanos en fechas cercanas a acontecimientos electores.