El proceso de primarias abierto en al Partido Popular para elegir a su nuevo líder, ha puesto de manifiesto una realidad que, aunque sospechada, no se había reflejado en la política española de una manera tan clara.
Y es que tras pasarse años presumiendo de ser uno de los partidos con más afiliados de Europa, llegaron a decir que más de ochocientos mil, los inscritos para participar en un proceso que se presume trascendente para el futuro inmediato de los populares, como es la renovación de su liderazgo, apenas han sido sesenta mil personas, una cantidad muy pobre para lo que se juegan. Tan escasa participación no se debería fundamentar en la habitual apatía política de los españoles, ya que si alguien se afilia a un partido será porque comulga con su ideario y está dispuesto a colaborar para su difusión y anclaje social.