Marruecos ha cruzado otra línea en su escalada de provocaciones a España, con las que quiere seguir condicionando la política de nuestro país y llevarnos hacia una red tramposa que, poco a poco, ha ido tejiendo con el consentimiento de los sucesivos gobiernos españoles desde la dictadura hasta hoy.
Tras la entrega del Sáhara occidental por los últimos gobiernos de la Dictadura de una forma indigna, que dejó constancia de la podredumbre de aquel régimen moribundo para vergüenza de los españoles y de nuestras Fuerzas Armadas, que fueron obligadas a salir del territorio sin poder responder a las bravatas de los de Hassan II, hasta la reciente avalancha de miles de marroquíes sobre Ceuta, espoleados por el propio gobierno alauita a asaltar la frontera española, no hemos parado de ceder ante los malos vecinos que tenemos al sur, y que se sienten cada vez más fuertes ante nuestra debilidad.