Justamente en Marrakech, el ministro Zoido, asegura que ETA NO HA OBTENIDO NADA POR DEJAR DE MATAR. Los hechos son tozudos: nada más lejos de la realidad.
La eurodiputada vasca, Maite Pagazaurtundúa, miembro experto de la Comisión Especial de Terrorismo de la eurocámara, aporta las pruebas que ponen en evidencia el desleal y deshonesto papel, propio de mafiosos, llevado a cabo por los Gobiernos de los presidentes Aznar, Zapatero y Rajoy.
40 homenajes a presos excarcelados de la banda terrorista ETA, durante 2017, en 23 localidades diferentes, dos de ellos en territorio francés y uno en Suiza. Una danza ceremonial, con los pasos de el “aurresku”, baile honorífico destinado sólo a actos institucionales del más alto nivel, recibimientos a dignatarios excepcionales y extranjeros.
¿Conocen algún pueblo que haya recibido con aplausos, orquesta y bailes, organizados con dinero público y utilizando estancias de la Administración a violadores, estafadores, extorsionadores y asesinos?
Los recibimientos a miembros de ETA que han sido excarcelados son un claro síntoma de anormalidad democrática. Excarcelados y con una condición común: que no hayan colaborado con la justicia ni hayan expresado públicamente su rechazo a la violencia ejercida durante años.
Resumiendo, los artículos 571 al 577 del Código Penal, está prohibida la humillación de las víctimas del terrorismo, es decir enaltecer a sus asesinos. Sin embargo, y a pesar de ello, la banda terrorista ETA, y su organización, elude el peso de la justicia, caminando por una cuerda floja, entre lo que es legal y lo que no, primero porque se han especializado en hacerlo durante décadas, segundo porque los partidos que se han alternado en el Gobierno de España pactaron con los terroristas a cambio de votos e intereses partidistas y eso tiene un precio.
¿Por qué seguimos diciendo banda terrorista ETA?
Porque hay pruebas sobradas de que no estamos hablando de bienvenidas y homenajes espontáneos. La gran mayoría de los homenajes tiene una cartelería y sistemática común. La organización política depende del entorno de EH Bildu y de ETA, más o menos disimulada, actuando al límite que le permite la justicia, y haciendo trampas, sofisticadas: no llaman a cometer atentados, pero sí enaltecen a los que los cometieron. Es de cajón, siguen una imagen corporativa, los lemas que exhiben siempre son los mismos y el patrón es común a cada localidad. En Lekeitio, por ejemplo, utilizan el Salón de Plenos del Ayuntamiento. Permitiendo y alentando a que los niños participen activamente en los homenajes, como muestran múltiples fotografías con pequeños portando las pancartas de bienvenida a los asesinos, como si se tratase de alguien especialmente honorable en su comunidad.
Ante esto, hace sólo unos meses, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, prometía más ventajas: el acercamiento de los presos a Euskadi -no el de los presos andaluces, por ejemplo, a Andalucía, cuyas madres tienen el mismo derecho-, a cambio de votos a favor en los presupuestos, eso y miles de millones de euros de los impuestos de todos los españoles, para que el Gobierno vasco los gaste como guste. Aunque ellos hablaron de darle al Gobierno vasco las competencias en Instituciones Penitenciarias, para no hablar de los asesinos de ETA, un término que ha desaparecido de nuestro vocabulario, mientras que los asesinados inocentes se convierten daños colaterales e incómodos.
El blanqueamiento de la historia de los asesinatos de ETA está institucionalizado. El pasado 22 de febrero el pleno de Andoain rechazaba los homenajes a etarras. El resultado en el pleno, sobre la moción de condena a los homenajes de miembros de ETA excarcelados se aprobaba, con la oposición de EH Bildu. El Senado aprobaba en abril pasado una moción en el mismo sentido, con los votos en contra de EH Bildu y Esquerra Republicana de Cataluña. Sin embargo, los homenajes continúan.
Falange Autentica apoya la declaración de expertos independientes que alertan de que -ante el anuncio de la falsa, institucional e interesada “disolución”, y mientras que la honestidad entre lo dicho y lo hecho no se ponga claramente de manifiesto-: “el entorno político de ETA ha eludido la acción de la justicia durante décadas, mutando siglas, dificultando la prueba judicial de su subordinación y colaboración con ETA.
No olvidemos el modus operandi. Los homenajes y recibimientos humillan a las víctimas y enaltecen a los terroristas por haber ayudado a perseguirnos y a matar a ciudadanos inocentes.
Además, ETA puede seguir jugando a la ambigüedad, disolviéndose para facilitar mejoras penitenciarias, pero velando para que no se condene la historia del pasado y la necesaria política de verdad en una sociedad tan dañada”.