"No hay trauma más insuperable que la pérdida de un hijo, lo que aún se agrava más cuando existe la duda de si realmente murió", afirmaba un conocido psiquiatra forense, con motivo de la celebración de un encuentro entre personas afectadas por la desaparición de hijos en hospitales en nuestro país, desde los años 40 hasta los años 90.

Y empleo bien el término, "desaparición", porque no hay rastro de esos recién nacidos que fallecían al poco del alumbramiento en extrañas circunstancias, después de un parto normal y sin complicaciones, a los que una enfermera o asistente se llevaba rápidamente para indicar a la madre, que en muchas ocasiones daba a luz sin la compañía del marido ni de ningún familiar debido a la organización del trabajo y de las comunicaciones en aquellos tiempos, que el niño había muerto, y que "está, como otros angelitos, con el Señor". Por supuesto, ningún familiar podía ver al niño ni encargarse del entierro, por mucho que tuvieran un panteón familiar: a la criatura la enterraba el hospital en una fosa común de la que, que en muchas ocasiones, los padres desconocían los datos, de modo que no pudieron llevar flores ni rezar a ese bebé supuestamente fallecido.

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por José Mª García de Tuñón Aza

 

Cualquier lector de la extensa biografía de José Antonio conoce todos los proyectos que hubo por salvar la vida al fundador de Falange Española, pero ninguno tuvo éxito como ya sabemos. Volver a recordarlos no es necesario pues sería repetir lo tantas veces repetido. Así, pues, en este artículo voy a ocuparme de un nuevo intento de liberarlo que al parecer hubo y que ha permanecido hasta ahora desconocido, al menos para mí, y que deseo difundir a todos aquellos interesados en saber algo más de lo ocurrido en Alicante antes de que fuera fusilado quien dijo que ojalá su sangre española fuera la última que se vertiera en discordias civiles.

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por Jose Eduardo Sánchez

 

El próximo domingo los españoles estamos llamados a las urnas, el sistema partitocrático reclama, una vez más, la participación del pueblo en el imprescindible proceso de validación de sus cámaras legislativas como muestra de perfecta y armónica conjunción existente,  mejor dicho, como muestra de la perfecta y armónica conjunción “reinante” entre gobernantes y gobernados, entre políticos y pueblo, entre el Rey Soberano y sus amados súbditos. El resultado es lo de menos, todo está decidido de antemano, gane quien gane (que ya sabemos quién va a ganar) lo importante es refrendar el sistema, lo primordial es legitimar el régimen, viene a ser algo así como un plebiscito del parlamentarismo neoliberal sobre sí mismo. El próximo 20 N no va a ganar el PP, ni tampoco lo hará el PSOE: Quien ganará el próximo domingo será el Señor Botín, y “los dichosos mercados”, quien seguirá manteniéndose en su pesado trono es Su Majestad El Rey Juan Carlos y toda su plebe, su sufrido hijo heredero, su abnegada nuera ex-periodista y aspirante a reina , su amada y ejemplar esposa, sus hermosas hijas, su yerno y su ex-yerno todos ellos volcados en su dinástica y altruista misión de velar por el bien de sus vasallos… ¿Qué más da quién ostente la presidencia del Gobierno?. En España, a partir del próximo domingo, seguirán mandando “los mercados”, en España mandará el Fondo Monetario Internacional, mandarán Merkel y Sarkozi, en España tendremos un presidente del Gobierno que hará exactamente lo que se le dicte desde Bruselas, y desde Wall Street. Y aunque no manden nada quienes ganarán también, el próximo 20 N, son los sirvientes políticos del sistema, los partidos y sus politiquillos mediocres y miserables que no representan a la ciudadanía pero que logran seguir manteniendo sus prebendas, sus sueldos desproporcionados, sus coches oficiales, sus dietas desmesuradas, sus insultantes jubilaciones, sus viajes en bussines. Da igual que el pueblo desespere en la pobreza, da igual que existan cinco millones de parados, da igual cada desahucio por impago de la hipoteca (¡más de trescientos al día!)… el parlamentarismo español saldrá reforzado después de los próximos comicios, los españolitos habremos dicho sí a esta farsa que nos han vendido como “única democracia posible”.

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por Eduardo López Pascual

 

Ahora, es cierto, suena mal eso de creer en valores humanos tan extraños para algunos como el respeto, ideales, o por venir a cuento en estas fechas, la de fidelidad. Ahora se acusa de nostálgicos, que es lo menos doloso, o de antiguos, cavernas o extremistas a los que como uno, tiene a bien el considerarse leal a unas convicciones o creencias personales sean estas sociales o políticas. Al parecer, o mejor dicho, al deseo de unos, esa clase de gentes está en franca minoría, cosa que naturalmente niego con la mayor de mis energías. Es verdad, digo,  que en estos tiempos están como escondidos esos valores que siempre hemos considerado virtudes de los hombres, que hoy dormitan entre quienes se sienten perseguidos por amar la vida desde su concepción, por defender el respeto a mayores y profesores, por mantener sus principios éticos, por ser fieles a un ideal. Pero en el fondo el humanismo, y más el humanismo cristiano, pervive en el corazón de muchos de nosotros.

Esos valores en los que creemos y que procuramos ejercer aunque como personas nos veamos sujetos a las imperfecciones propias, todavía persisten a pesar de algunos y de vez en cuando, se asoman a la vida cotidiana de cada uno, de los que aun con equivocaciones, queremos que sigan formando parte de nuestro yo más íntimo, de nuestra personalidad. Por eso a mí, que no oculto mi posición humana, social y política, no me asaltan dudas acerca de proclamar, como hago, mi fidelidad a ciertas realidades que a costa del tiempo, quedan ahí, impresas en la emoción y en la inteligencia, donde resalta con fuerza indeleble en mi recuerdo y en mi memoria la figura irrepetible de un hombre tan excepcional como José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española en 1933.

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por Eduardo López Pascual

Quiero adelantar aquí que este título que expongo más arriba como titular de la columna no es, en absoluto, un experimento gramatical ni corresponde a ningún neologismo extraño, sino a un extracto de la última convocatoria electoral que, como ya se sabe, el Presidente del Gobierno –“desde luego sin intención”-, ha previsto para el próximo 20 de Noviembre, fecha emblemática para algunos aunque no por los mismo motivos, y claro está para los falangistas, que guardan la memoria del asesinato de su fundador en la cárcel de Alicante.

Pero a diferencia de otros, los falangistas de Falange Auténtica no daremos ningún espectáculo por tan perversa coincidencia; es más, para estos seguidores de José Antonio, nuestro primer referente ideológico fusilado por el Frente Popular precisamente un 20 de noviembre de hace 76 años, esto puede contribuir a que algunos españoles no unan la muerte de José Antonio con el fallecimiento del General Franco, entre otras cosas, porque representaban modos y formas distintas. De aquí en adelante, la gente podrá recordar al 20-N como el día de unas elecciones generales que pusieron fin a uno de los periodos más negros de la reciente historia de España y los falangistas podremos celebrar esa fecha sin la carga peyorativa que el Establishment político le ha adjudicado en su perverso calendario particular.

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