Por Fernando Contreras
En esta Espańa de diputados con café subvencionado en el Congreso, en esta Espańa donde los que estamos hipotecados tenemos que mirar un euro o unos céntimos arriba o abajo en la lista de la compra, absteniéndonos de tomarnos algun que otro "cafelito, y los que no lo están aspiran a poder formar parte del club de los asfixiantemente hipotecados como única forma de acceso a una vivienda digna, en esta Espańa de polémicas políticas alejadas de los intereses ciudadanos, viene hoy al caso más que nunca hablar de precariedad.
Precariedad laboral como la que padecen los trabajadores de empresas como Delphi, que ocupan demasiado poco espacio en unos medios de comunicación y en un debate político cada vez más distante del pueblo, al que se convida a preguntar a los líderes del bipartidismo imperante en formato talk show.
El despido de 1600 trabajadores de la firma Delphi en Puerto Real debería constituir un revulsivo más para la conciencia ciudadana.