Por Carlos Javier Galán
"- Cuando yo empleo una palabra -“insistió Tentetieso en tono desdeñoso- significa lo que yo quiero que signifique..., ¡ni más ni menos!
- La cuestión está en saber -“objetó Alicia- si usted puede conseguir que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
- La cuestión está en saber -“declaró Tentetieso- quién manda aquí... ¡si ellas o yo!"
Lewis Carroll -“ A través del Espejo
En este país de las maravillas de Rodríguez Zapatero, nuestro particular Tentetieso, las palabras significan lo que él quiere que signifiquen.
Matrimonio, (del latín matrimonium) durante siglos ha sido la unión estable de hombre y mujer concertada de manera ritual o formal. Así lo sigue siendo en la mayor parte de Europa -“donde España constituye ahora una excepción en este aspecto- y en las restantes áreas del mundo donde tiene vigencia tal figura. Si en el ámbito religioso el término alude a un sacramento, en el ámbito civil era -desde mucho tiempo antes, por cierto- un contrato y una institución perfectamente definidos, y que en concreto España hereda del Derecho Romano.
La Real Academia Española, el Consejo General del Poder Judicial o el Consejo de Estado -entre otras instituciones- han advertido sobre la inconveniencia de regular nuevas realidades sociales y jurídicas bajo la cobertura de una institución preexistente, que ya tenía un contenido diferenciado, que estaba perfilada y consolidada en la legislación, en la jurisprudencia, en la historia, en la cultura, en la sociedad... Pero sus advertencias han caído en saco roto ante la tozudez y la demagogia.