Por Mendelevio.

‘Es lamentable decir que el dinero está mejor en el bolsillo de los ciudadanos’. ‘Hablamos de recaudar ingresos para hacer políticas de gasto’. Estas dos perlas son del presidente del Comité experto de la reforma fiscal, Jesús Ruiz-Huerta[1]. Este tipo dirigía la reforma fiscal con la que nos amenazaba la ministra Montero, y que gracias a la tenacidad y lucha de los trasportistas está en revisión. Estos lumbreras planeaban una subida de IVA eliminando los tipos reducidos y una subida de los combustibles: ‘igualar la fiscalidad de diésel y gasolina de automoción’… ‘se recoge una revisión de la fiscalidad de hidrocarburos que se traduce en una subida sustancial de la tributación sobre los hidrocarburos, en particular sobre el gas natural y los carburantes de automoción’. Para Xavier Lavandeira, miembro del grupo de expertos, redundaría en un notable incremento del conjunto de los impuestos sobre el transporte, y permitiría recaudar hasta 6.850 millones[2]. A esto se suma los peajes en las autovías que nos van a clavar[3].

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El pasado jueves, 24 de marzo, la Comisión de Defensa del Senado rechazaba una iniciativa de Vox que planteaba la solicitud de modificación  del artículo 6 del Tratado del Atlántico Norte, de 4 de abril de 1949, para que «recoja e incluya, de forma explícita, a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla bajo la protección de la OTAN”, situación límbica en la que están desde la adhesión de España al tratado Atlántico, que en su artículo 6 delimita la zona geográfica que cubre el tratado, no incluyendo de forma explícita los cinco territorios españoles del norte de África -las ciudades autónomas de Melilla y de Ceuta, los peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas, y el archipiélago de las Islas Chafarinas.

 ¿Por qué se hizo así en las negociaciones del tratado de adhesión?, pues habría que preguntar al “primo de Zumosol” (EE.UU.) y a la “madre de la Pantoja” (Francia). Es de suponer que tanto al peso pesado de la Alianza Atlántica como la antigua potencia colonial lo pondrían como condición para la entrada de España en la OTAN, dado que tanto uno como otro han mantenido desde siempre fuertes lazos de alianza con el reino Alauita.

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El político que por decreto aumenta los costes a las pequeñas empresas y a los Autónomos, elevando los salarios por encima de las posibilidades del Sector, NO ESTÁ AYUDANDO A LOS TRABAJADORES aunque a éstos les parezca que sí. Lo que está haciendo, aparentando defender a los obreros, es QUITARLES DE EN MEDIO A LOS GRANDES CAPITALISTAS la competencia de los últimos mosqueteros, que luchan contra la actividad desleal de un empresariado capitalista cada vez más agresivo, como le pasa a todos los que resisten frente a la presencia dominante en el mercado de empresas como Amazon o los grandes distribuidores de productos agrícolas.

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Por Mendelevio.

Ofrecer soluciones sencillas a problemas complejos suele ser una de las señas de identidad de los populismos. En la reciente polémica, que no debate, sobre las macrogranjas tenemos un ejemplo de ello. El nostálgico de la desaparecida Alemania comunista, Alberto Garzón, habla de la ganadería extensiva como una palabra mágica, solución a todos los problemas, y desde VOX han entrado al trapo defendiendo de forma acrítica el modelo de ganadería industrial, sin tener en cuenta su impacto sobre los acuíferos o sobre otras actividades del mundo rural, como el turismo rural o las segundas residencias.

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Esta frase nos sirve para entender la relación entre la voracidad fiscal del Estado en manos de los PARTIDOS POLÍTICOS, y la paulatina y progresiva pérdida de los DERECHOS LABORALES DE LOS TRABAJADORES.

El Estado, en una incesante acción por llevarse cada vez más LECHE DE LA VACA, lo que está provocando es que los que trabajan en la vaquería cada día tengan MENOS LECHE con la que negociar con al dueño de la vaquería.

La Leche que se lleva el ESTADO es una parte importante. Sólo en seguridad social se lleva entre el 32% y el 39% Luego hay que añadir impuesto de Sociedades, IRPF, IVA (que no es neutro como se dice, porque tiene como mínimo un coste financiero), impuestos sobre la energía eléctrica sobre los combustibles, IBI, impuestos de rodaje...

Y eso que se lleva el Estado es imposible que sirva para ser negociado al dueño de la vaquería por los trabajadores, para mejorar sus sueldos y todas las condiciones laborales, sencillamente porque ya no lo tiene.

Y así de esta manera, cuando el Estado sube impuestos, aunque tú no lo veas, aunque te lo oculten, lo que está ocurriendo es que para que el equilibrio de la viabilidad económica de la vaquería se recupere, en términos generales, cada CÁNTARA MÁS DE LECHE que el Estado le vaya quitando al dueño de la vaquería, será una disminución futura de los salarios y un aumento de la precariedad en las condiciones laborales como trabajar más tiempo por el mismo salario.

Desde esta realidad, se ve perfectamente el engaño demagógico y pernicioso de la subida de más de un 40% de los costes laborales en 4 años, cuando la LECHE cada día, no es que valga más, es que vale menos. Y estas subidas por Decreto sin bajar los impuestos, que seria la forma en que el Estado devuelva a los productores una parte de la LECHE que se venía quedando, y así mejorar los márgenes con los que negociar las condiciones laborales de su personal. Y por parte del personal, tener la posibilidad de poder reclamar una parte de esas CÁNTARAS que antes tenía el Estado y al bajar los impuestos las tiene el dueño de la vaquería.

Desde esta realidad, se observa la mentira demagógica sobre la reforma laboral. Porque llega un momento en que recobrar los DERECHOS LABORALES no puede ir sólo. Tiene que ir acompañado de la devolución al productor de excesivas CÁNTARAS DE LECHES que se queda el ESTADO. Por eso es una falsedad las posturas de quienes se nos presentan como defensores de nuestros derechos laborales y a la vez gestionan el Estado gastando más de lo que se puede producir. Y pretenden que el dueño de la vaquería además de darle más CÁNTARAS AL ESTADO, mejore las condiciones de trabajo de sus empleados. Y todo sin SABER CUÁNTA LECHE DA LA VACA, y sin saber que muchas veces y en estos días está pasando, que al dueño de la vaquería le cuesta más producir un litro de leche, que el precio que le pagan por ella.

Y desde esta realidad también se comprende, no sólo la falsedad sino la perversión de la gestión política del EMPLEO. Hoy tenemos más empleo PÚBLICO que PRIVADO. Es decir, cada vez hay menos vacas dando leche y el Estado quiere más.

Y en esto, sin ir a la universidad, se adivina que tiene un punto de colapso matemático, porque la VACA DA LA LECHE QUE DA... Y NO MÁS.

Nosotros los falangistas no aspiramos a un Estado que devore al mundo del trabajo, gastando como los hijos malcriados. Queremos que ese Estado enseñe y ayude a los trabajadores de la vaquería a ser los propietarios de todas las CÁNTARAS DE LECHE, siendo los dueños de los resultados de su trabajo. Y que la Hacienda pública se quede con lo necesario para dar leche a los impedidos que no puedan trabajar, y mantener el correcto funcionamiento de los servicios públicos y nuestra seguridad.

Juan Fco. González