El pasado jueves, 24 de marzo, la Comisión de Defensa del Senado rechazaba una iniciativa de Vox que planteaba la solicitud de modificación del artículo 6 del Tratado del Atlántico Norte, de 4 de abril de 1949, para que «recoja e incluya, de forma explícita, a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla bajo la protección de la OTAN”, situación límbica en la que están desde la adhesión de España al tratado Atlántico, que en su artículo 6 delimita la zona geográfica que cubre el tratado, no incluyendo de forma explícita los cinco territorios españoles del norte de África -las ciudades autónomas de Melilla y de Ceuta, los peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas, y el archipiélago de las Islas Chafarinas.
¿Por qué se hizo así en las negociaciones del tratado de adhesión?, pues habría que preguntar al “primo de Zumosol” (EE.UU.) y a la “madre de la Pantoja” (Francia). Es de suponer que tanto al peso pesado de la Alianza Atlántica como la antigua potencia colonial lo pondrían como condición para la entrada de España en la OTAN, dado que tanto uno como otro han mantenido desde siempre fuertes lazos de alianza con el reino Alauita.
Ventas de armamento, colaboración de inteligencia, programas de entrenamientos conjuntos, por parte de estos dos miembros de la OTAN, son habituales con un país que se considera clave, por su posición geoestratégica y la naturaleza de su monarquía.
Durante la Guerra Fría representaba un pilar occidentalista frente a sus vecinos argelinos y mauritanos, más cercanos a la órbita soviética, y actualmente un freno frente al islamismo radical en el Sahel por el papel de líder religioso de su rey, que obstenta el título de “Amir El Mouminin”, o el líder de los fieles de la confesión sunni “Maliki”, mayoritaria en el cinturón de África
Esta posición de fuerza ha sido reforzada por la firma el 22 de diciembre de 2020 del Acuerdo de normalización de las relaciones entre Israel y Marruecos, auspiciado por el gobierno de Estados Unidos, por el que Marruecos reconoció oficialmente a Israel, uniéndose de esta forma a los firmados meses antes por Baréin, Emiratos Árabes, y Sudán, recibiendo a cambio el reconocimiento estadounidense de su reclamación sobre el territorio en disputa del Sahara Occidental.
En resumen y siendo realistas, si VOX viviera más allá del panfleto, se daría cuenta de las escasísimas posibilidades de fructificar de su propuesta ya que hubiera encontrado nulos apoyos por parte de EE.UU. y Francia, que valoran más su idilio con Marruecos que nuestra legítima preocupación sobre la seguridad de nuestras plazas de soberanía, máxime tras los incidentes del pasado mayo en Ceuta.
¿CEUTA Y MELILLA INDEFENSAS?
Es la pregunta del millón viendo lo que está ocurriendo en Ucrania, pero hay que considerar la totalidad del cuadro.
Vamos a dejar a parte la comparativa de poderío militar y vamos a entrar en los pros y contras que podían impulsar a Marruecos a dar el paso delante de una acción directa contra Ceuta o Melilla.
Factores en su contra:
1.- Por un lado, es incuestionable que España respondería de forma contundente y eso representaría acciones directas sobre las fuerzas invasoras y el refuerzo de los territorios atacados.
Si bien estos territorios no están bajo el paraguas de la OTAN, el art. 6 del tratado, menciona, que los buques, personal militar, o aeronaves de los países miembros que se encuentren en el Mediterráneo entran también en la defensa colectiva, por lo que bastaría cualquier ataque en tránsito a estas fuerzas de refuerzo para que España pudiera invocar el art. 5, el cual establece que “un ataque armado contra una o más de ellas, que tenga lugar en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque dirigido contra todas ellas” y se podrá “en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”, acudir a la defensa del Estado miembro. No digamos, si el ataque fuera en territorio peninsular o insular canario.
Además, estos territorios si están reconocidos como espacio Schengen. La Unión Europea, con el Tratado de Lisboa en vigor, tiene su propia versión de la defensa mutua, estableciendo que si un Estado miembro “es objeto de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros le deberán ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance, de conformidad con el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas” (Art. 42.7 TUE).
2.- Marruecos mantiene tensas relaciones con sus vecinos Mauritanos, Argelinos y con la provincia autónoma del Sahara occidental, por lo que no es descabellado pensar que un conflicto mayor con España sería aprovechado por estos antiguos enremigos para liquidar viejas deudas. Mientras que España solo cuenta actualmente con este potencial enemigo, Marruecos se podría ver en la tesitura de atender varios frentes.
3.- Desde el punto de vista energético, aunque parezca bizarro, Marruecos depende de España para el suministro de gas.
El único gasoducto que atraviesa el territorio marroquí es el de la promotora Enagas, conocido bajo el nombre de Magreb-Europa (GME), y que une los yacimientos de gas natural de Hassi R'Mel (en el Sáhara de Argelia) con España, pasando a través del estrecho de Gibraltar hasta Córdoba..
El gasoducto tenía inicialmente dos estaciones de compresión, una en la frontera de Argelia con Marruecos y otra en Tánger, donde hay también un centro de control del gas durante su transporte. Tiene 1430 kilómetros de longitud en total, y el gas natural tarda unos cinco días a completar su recorrido. Cada 23 kilómetros hay una válvula que puede cerrar completamente el flujo en solo unos milisegundos.
Este gasoducto llevaba sin actividad desde el pasado 1 de noviembre después de que el Gobierno argelino lo cerrase como represalia por las “tácticas hostiles” de Rabat y a principios de febrero el gobierno marroquí solicitó a España permiso (aún en trámite) para utilizar el GME en el transporte inverso de gas licuado comprado a terceros paises, desde alguno de los puertos españoles hasta su territorio, puesto que Marruecos no dispone aún de ninguna planta de regasificación.
¿Significa eso que España podría estar desabastecida? En absoluto. Para suplir el posible cierre del GME contamos con un segundo gasoducto, el MEDGAZ.
El MEDGAZ cuya copropiedad comparten la empresa estatal argelina Sonatrach y Naturgy, es un gaseoducto submarino entre Argelia y España, que comienza su trazado en el campo de Hassi R'mel en Argelia y a traves del puerto de Beni Saf atraviesa el Mediterraneo hasta la costa española de Almería, donde se conecta con el gaseoducto Almería-Albacete.
4.- Tanto España como Marruecos hemos adquirido una importante cantidad de armamento y tecnología armamentística de EE.UU.
El “gran hermano americano” tiene por condición sine qua non para formalizar una venta que el material comprado nunca será utilizado contra otro aliado suyo, bajo pena de cesar en los suministros de repuestos y logística que suelen ir en el paquete y ser excluidos de su lista de futuros clientes.
Por todo ello y dado el carácter de aliados estratégicos de EE.UU., que tienen los dos países, no sería factible una intervención a gran escala de Marruecos contra España sin informar a su principal patrocinador, lo cual pondría a EE.UU. en un brete como miembro de la OTAN.
Factores a su favor:
1.- En el último punto de los “contras” hemos mencionado que ni España ni Marruecos podrían (teóricamente) utilizar, uno contra otro, el armamento comprado a EE.UU., pero una de las características del parque militar marroquí ha sido siempre la diversidad de sus fuentes de suministro, que si bien podrían suponer una pesadilla logística a largo plazo, en un principio podrían aportarles alguna ventaja.
A raíz del Acuerdo de normalización de las relaciones con Israel, se ha abierto un flujo de material bélico de última generación entre los dos países, que incluyen drones y sistemas móviles y fijos de defensa aérea y antimisiles de corto, medio y largo alcance.
2.- En el capítulo defensivo, Marruecos pertenece al Consejo de Cooperación del Golfo
Este organismo, creado en mayo de 1981 reúne a los seis países árabes del Golfo (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Catar, Oman y Kuwait), más Jordania y Marruecos.
Es una alianza militar y de seguridad de las monarquías árabes, con un Ejército de 300.000 efectivos, unidades especiales y fuerzas de intervención rápidas, es decir, la versión árabe de la OTAN.
Alguien podrá alegar que los marroquíes no son árabes, sino bereberes, pero no así la monarquía alauita, puesto que es la más antigua del mundo árabe y tienen sus raíces en la historia milenaria del Islam en la península arábiga, al descender oficialmente del fundador del Islam, Muhammad bin Abdalá al Hachimi al Qoreichi, desde donde llegó al Magreb en persona de los “cherifes” o descendientes del Profeta Mahoma. Lo cual los sitúa como miembros de pleno derecho de la citada alianza.
3.- El peso del rey de Marruecos en la comunidad islámica es indubitado, como descendiente directo del “Profeta” y jefe espiritual de los creyentes de la confesión sunnita maliki, mayoritaria en el Sahara Occidental, Mauritania, Marruecos, Túnez, Argelia, Libia, Kuwait, Baréin y Emiratos Árabes Unidos y con presencia en el resto de países musulmanes de África central.
Además, tiene fuerte lazos con el reino wahabita de Arabia Saudita puesto que ambas familias reinantes tienen su origen en el Hiyaz, la parte occidental de la península arábiga, por lo que Arabia Saudita y Marruecos siempre se han informado recíprocamente de las grandes decisiones estratégicas tomadas por uno u otro país.
Cualquier conflicto abierto contra Marruecos por parte de un estado no islámico podría desencadenar olas de indignación y apoyo a su favor, por parte de gran parte de la comunidad islámica y en particular de los países del Golfo, dueños y señores del oro negro que fluye hasta el depósito de nuestros coches.
4.- La batalla de la información táctica está de su parte, sus agentes y recolectores de información cruzan cada día la frontera bajo fardos de artículos comprados en Ceuta o Melilla y jóvenes en edad militar saltan la valla y nadan sorteando los rompientes para quedarse en los centros de acogida.
Desgraciadamente hemos sido testigos de lo fácil que les resulta poner en jaque el orden interior de estas ciudades utilizando a masas de civiles y es difícil de creer que en el ánimo de Marruecos esté el conquistar un solar, con lo que es de suponer que cualquier ataque militar a las plazas de soberanía iría precedido o en conjunción de revueltas y acciones de sabotaje desde ciertos barrios que son coto cerrado para las fuerzas de orden público.
EPÍLOGO:
Hemos extendido el abanico de algunos de los factores que podrían determinar la decisión de un ataque contra nuestras plazas de soberanía y osado sería por nuestra parte hacer predicciones o sentar cátedra.
Dicho lo cual, que cada cual en la medida de su raciocinio saque sus propias conclusiones al respecto.
LAURIA