Lo sabemos pero cada día nos vemos obligados a ponerlo en duda.
De nuestro esfuerzo productivo dependen nuestros ingresos, y de estos todo lo demás. Nuestra capacidad para consumir, para educar a nuestros hijos, para llevar una vida digna. Trabajando obtenemos todos los recursos con los cuales es posible seguir vivo. Fuera de eso está la caridad, la compasión de una sociedad que, no sabiendo procurar a cada persona un puesto de trabajo que esa persona en particular pueda desempeñar para "ganarse la vida, le da al desgraciado, recursos para poder sobrevivir a pesar de no poder trabajar. Y esto de manera cada vez más escasa, gracias a políticas tan de fenómenos como el déficit cero o la progresiva liberalización de la economía.