Por Arquímedes
El liberalismo de Adam Smith nos prometía –y los sigue haciendo- la posibilidad de que participe la sociedad civil en las decisiones del estado, y esto a través de sus representantes. La gran mentira es que esos representantes aparecen cada cierto tiempo con caras y sugestivas campañas de marketing para vendernos una buena imagen de sus intenciones. La mayoría de las veces no conocemos a esas personas, y tenemos que fiarnos de los partidos que los ponen en sus listas, eso si, con un dudoso "curriculum vitae. En realidad esa democracia parlamentaria es tan absurda y mentirosa como lo son las dictaduras, ya que en el parlamentarismo liberal la democracia de las mayorías es a menudo una nueva tiranía, una nueva "dictadura.