España sufre una triple agresión ante el desinterés de la mayoría de los españoles y el estupor de la minoría.
De sobra sabemos que el enemigo más poderoso lo tenemos en casa. Anclado en las instituciones del Estado que han colonizado, quebrando el Principio de separación de poderes, y a las que controlan, usándolas contra el interés nacional. El separatismo, en una nueva vuelta de tuerca del podrido Régimen del 78, se ha erigido en agente decisivo para mantener al Gobierno del PSOE en el Poder, aunque éste cada vez lo ejerza menos porque se ha entregado a los que no disimulan en afirmar que su objetivo es romper España.