La fuerte subida de la coalición separatista de izquierda radical EH-Bildu en las elecciones autonómicas vascas del 21 de Abril, que estuvo a punto de privar al hasta ahora hegemónico PNV del primer puesto en las preferencias de los electores, supone la consolidación de una tendencia demoscópica que se viene apreciando desde que la banda terrorista ETA dejó de matar.

Para entender este proceso, tendremos que remontarnos a dos hechos importantes de la historia reciente de nuestro país y así comprender cómo empezó todo lo que ha llevado a este nivel de crecimiento de la coalición abertzale, cuyo principal partido integrante es Sortu, el brazo político de ETA. En 1977, en plena transición hacia la democracia, se aprueba la Ley de Amnistía y en 1979 la autonomía vasca. Ambos hitos provocan que, por un lado ETA recuperase a todos los asesinos que hasta ese momento cumplían condena por sus crímenes y rehiciera su operativa terrorista y por otro que el PNV accediese al gobierno vasco, que se ha prolongado durante 40 años en los que ha tenido tiempo para adoctrinar en el nacionalismo, el separatismo y el odio a España a varias generaciones de vascos.

Durante ese periodo de tiempo se produjo en Vascongadas una auténtica operación de “limpieza ideológica”, en la que la banda terrorista mataba, secuestraba, extorsionaba, apalizaba, acosaba y amenazaba a miles de personas que no comulgaban con sus ideas totalitarias ni con el separatismo, cometiendo 900 asesinatos y forzando el exilio de casi 200.000 vascos que perdieron desde ese momento sus derechos políticos en su tierra, merced a una legislación electoral española cómplice con las pretensiones de los aberzales.

Mientras ETA  hacía eso, contaba de forma más o menos directa con importantes cómplices. Su rama política, legalizada y subvencionada con el dinero de todos los españoles, entraba y se afianzaba en las instituciones elección tras elección, sobre todos en los municipios donde la proximidad vecinal hacía más fácil a sus matones coaccionar a la población. El PNV se beneficiaba ejerciendo de “poli bueno” para obtener cesiones y transferencias que iban aumentando su poder, mientras se afanaba en la construcción nacional vasca y el discurso de odio a España que justificaba los asesinatos etarras. Y el PSOE y el PP no dudaron en financiar y ceder ante el PNV a cambio de su apoyo en las Cortes,  dejando a su suerte a los vascos contrarios al separatismo que fueron olvidados y abandonados de manera cobarde y miserable por el Estado, que dejó de controlar allí hasta la seguridad.

Y así hemos llegado a la situación actual en la que, tras la autodisolución de ETA, la Izquierda abertzale ha crecido, beneficiándose de una intensa campaña de blanqueamiento, ocultando el historial criminal de la banda terrorista y los motivos por lo que lo hicieron, ninguneando a las víctimas y controlando el relato en Vascongadas y en el resto de España, porque ahora Bildu es un socio preferente para que Pedro Sánchez accediera y se mantenga en el Poder, en un gesto de indignidad sin parangón.

Que Bildu, que marca muy bien sus tiempos, llegue al gobierno autónomo vasco es cuestión de tiempo ante un PNV agotado al que le están quitando el discurso. Desde allí será una pieza clave para cambiar la configuración de España en sentido disolvente, tal y como quieren el PSOE, lo poco que va quedando a su izquierda y sus aliados separatistas. Y nosotros los falangistas estaremos donde siempre hemos estado frente a eso. Con el pie en pared, con las víctimas del terrorismo, junto a los ciudadanos de bien y defendiendo la unidad de nuestra Patria, la justicia social y la libertad de los españoles.

 

Ejecutiva Nacional de Falange Auténtica