José Ignacio Sanz

Seguimos sin ver a nuestra gente del cine y de la cultura en general plantarle cara a la dictadura y a la falta de libertad que se vive en el País Vasco y algunas zonas de Navarra. Mucho se les echó en cara desde algunos medios esta cuestión después del numerito de los Goya y del Congreso, y parece que unos pocos tomaron nota y casi en actitud un tanto forzada acudieron al acto de protesta de la plataforma BASTA YA frente a la sede del Gobierno Autonómico Vasco. También parece que empezaron a incluir en sus soflamas antibelicistas la coletilla del "ETA NO", que en el fondo queda más o menos igual que decir "HAMBRE NO", "INJUSTICIA NO" o "PARO NO", o sea, algo de cara a la galería. Además va Aitana Sánchez-Gijón y dice en Alemania que en España no hay libertad de expresión, y se queda tan ancha. Ya puesta, podría haber dicho toda la verdad y haber explicado que en una parte de España, Estado miembro de la Unión Europea, de la OTAN y del Consejo de Seguridad de la ONU, no existe la LIBERTAD después de 25 años de democracia por culpa de una banda terrorista marxista, de la complicidad de un gobierno autónomo nacionalista y de la falta de coraje del Gobierno de la Nación. Y la pregunta que nos hacemos todos es la siguiente: ¿Dónde estaban o están todos esos que no han movido un dedo jamás contra la dictadura autonómica nacionalista y muy poquitas veces contra ETA, pero con tanta vehemencia y rabia salen a la calle megáfono en mano soltando soflamas pacifistas y contra el gobierno, esos que delante de las cámaras de televisión en el Congreso cortan el discurso del Presidente del Gobierno y montan una algarada luciendo camisetas contra la guerra? Todos ellos van de furibundos antifascistas y muchos lucharon contra la dictadura franquista, eso dicen ellos, pero resulta que tenemos una dictadura aquí cerquita en el norte y todavía no han movido un dedo. ¿A qué esperan? ¿Cuándo podremos verles por el bulevar donostiarra con sus pancartas gritando contra la dictadura nacionalista que allí impera desde hace tantos años y contra la falta de libertad que padecen sus ciudadanos? ¿Cuándo irrumpirán en el parlamento vasco con sus camisetas y cortarán el discurso del lendakari? ¿Cuándo podremos ir a ver al cine alguna película de denuncia contra esa dictadura nacionalista y que tenga como protagonistas a Bardem, Sánchez-Gijón, Botto y compañía? Yo de momento y hasta que no llegue ese día me abstendré de ver ninguna serie y de ir al cine a ver cualquier película en la que aparezcan alguno de esos actores y directores. ¡Ni un duro a estos cantamañanas comprometidos con la demagogia!


Miguel Ángel Loma

Primero fue el ministro de Defensa, don Federico Trillo, conocido cariñosamente como el minisTrillo, quien sentó cátedra cuasipapal declarando que como católico no tenía ningún problema de conciencia para no seguir las indicaciones del Papa contra la guerra, porque "las materias sociales no son de fe" y por tanto "no hay obligación" de seguir al Papa en esta minucia moral. Posteriormente ha sido su jefe, don José María Aznar, declarando en ABC que "La paz, como ha recordado el Papa, debe basarse en el respeto a las resoluciones de la ONU", palabras que así enunciadas, y salvo que se las haya dicho el propio Papa en una audiencia privada, no he visto recogidas en ningún lugar. Como existe un creciente distanciamiento entre el PP y el electorado católico más comprometido con su fe, los populares se ven llamados a convertirse en exégetas papales para tranquilizar las conciencias de aquellos que aún son capaces de generar escrúpulos frente a la política del señor Aznar. Si hay que interpretar al Papa, se le interpreta, faltaría más, ¿quién dijo miedo? En cualquier caso, lo que sí ha dicho el Papa públicamente es que "La paz se basa en la justicia, el amor, la libertad y la verdad" (26-12-2002), y que la llamada "guerra preventiva" no tiene justificación alguna.

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Rafael Bernardo

Son muchas la veces en las que conversaciones o hechos, en apariencia triviales, nos conmueven y nos hacen estremecer hasta lo más profundo de nosotros, recordándonos lo mucho que el pueblo español lleva en su subconsciente colectivo, y lo difícil que es olvidar en el baúl de los recuerdos determinadas posturas ante la vida, que la rutina diaria y un sistema marchito no consiguen apagar. Sin duda alguna, no creo que olvide fácilmente la experiencia, curiosa, emotiva, y hasta graciosa, en la que me vi inmerso no hace mucho, y por la que pude darme cuenta de hasta donde ha calado la figura de José Antonio Primo de Ribera. Como todas las mañanas, y después de haber "colocado algunos adhesivos del Centenario, me tomé diez minutos de mi trabajo en el negocio familiar, para ir a comprar el desayuno en el pequeño comercio que hay en el singular barrio cordobés de Santa Marina. Justo antes de irme, y en el mismo momento de pagar, observo como dos asiduos clientes del comercio, vecinos de la parte más modesta del barrio, y honrados ciudadanos de a pie, comentan acaloradamente la situación actual, tanto del barrio en particular, como de Córdoba y España en general. La conversación no pasaría de ser otra más para mí, si no fuese por que en un momento dado, y dados los muchos comentarios que uno de mis paisanos tenía sobre los temas en cuestión, el otro, aludió para exasperación de su interlocutor, lo realmente bien encaminado que iba y lo bien que le iría al P.S.O.E. si todos pensaran como él, a lo cual, y reprimiendo palabras mayores, este respondió que quien puñetas le había dicho que el fuera socialista,yo soy joseantoniano. No es de extrañar que como simpatizante del Falangismo Español, dichas palabras me produjera un lógico regocijo, pero lo bueno estaba por llegar. Nada más pronunciar tan loable alegato se pudo escuchar detrás mía a otra vecina del barrio, aunque eso sí, del la parte más acomodada, y siendo esta señora "comunista de toda la vida. La mujer en cuestión, que supuestamente tenía la suficiente confianza como para contestar a quien es vecino suyo desde hace muchos años, exclamó "menudos íbamos a estar si ese estuviese vivo. La respuesta a esta afirmación gratuita y despreciativa del personaje en cuestión, tuvo como modesta, aunque dignísima contestación las siguientes palabras que resumo: "Posiblemente, si José Antonio viviese, tú no te pegarías la vida que te pegas como funcionaria del ayuntamiento comunista, pero por lo menos sabrías lo que es un buen español. Tú qué sabrás de José Antonio. Tú habla de la prensa del corazón que seguramente te la tendrás mejor estudiada que la vida de José Antonio. Omito el resto de la conversación para no alargarme, y evitar de paso, recordar ciertas palabras salidas de la boca de quien en ese momento parecía poseída por el mismísimo demonio.

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Javier Méndez

 

Cuando pintan bastos, y parece que en esas estamos con esto de Irak, no queda otro remedio que llamar a las cosas por su nombre.

No acabo de entender a qué tanta vaselina. Cuando los hechos desmienten tozudamente a esos que insisten en que no representa un peligro para la humanidad, debemos ser más claros, más contundentes con tanto pusilánime.

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Julio Fraile

Este lema fue la primera proclama imperialista de los Estados Unidos de América. Con él comenzó un siglo de guerra orientadas a la consecución de un solo objetivo: el de ampliar su dominio, ya sea directa o indirectamente, fuera de sus fronteras.

Con este grito unánime el Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a España el 23 de Abril de 1898 con la única decisión de acabar definitivamente con la presencia española en América. Esta guerra, que duró 112 días, significaría el fin del imperio español y el comienzo del imperialismo americano.

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