Extremadura

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De nuevo nuestro amigo Félix Barroso, con su columna “La pingolla” editada en varios medios extremeños vuelve a tener cabida en esta sección de la web regional de Falange Auténtica de Extremadura. En esta ocasión nos hacemos eco del artículo de Félix no porque lo compartamos de principio a fin, aunque sí hacemos nuestras algunas consideraciones que desliza entre líneas. Como puede ser la crítica a la deriva que llevan algunas organizaciones políticas supuestamente rompedoras, pero que en poco más de medio año amoldan su discurso a las circunstancias. Vamos que, salvo honrosas excepciones, casi que somos los falangistas quienes nos quedamos con la exclusiva de la crítica al sistema capitalista, insistiendo una y mil veces en la necesidad de desmontar este sistema tremendamente injusto, perverso y caduco. Otro motivo por el que nos hacemos eco de las reflexiones de Félix Barroso es porque a su vez él vuelve a poner en valor, demostrando la vigencia de su pensamiento, a nuestro fundador José Antonio Primo de Rivera, a quien cita textualmente en su artículo  cuando en Valladolid, allá por 1935 afirmó “La socialdemocracia conserva esencialmente el capitalismo y solo se dedica a echar arena en sus cojinetes, lo que es un puro desatino”.


LOBOS Y LOBATOS

LA PINGOLLA

Félix Barroso Gutiérrez

     Pocos palmos levantaría este pingollero cuando subía las escaleras del "casinu" o "café" de Félix García Rodríguez los domingos y fiestas de guardar. Iba en cata de mi abuelo Nicolás Barroso Montero, que llevaba detrás el apodo de Azucena.  En aquel humilde establecimiento solía entretenerse con los naipes. Me acercaba donde él y le metía la mano en el bolsillo, con el fin de que soltara la peseta.  Dinerito contante y sonante para echar una partida al futbolín o comprar, en su tiempo, un helado artesanal de los que fabricaba Ti Jerónima.

     A Ti Félix le motejaban “El Dios”, al igual que a sus hermanos.  Cuentan que cierto día, en la escuela, el maestro le preguntó: “-¿Cuántos dioses hay?”  Él, rápido como una exhalación, respondió: “-Tréh”.  Se quedó el maestro boquiabierto y volvió a la carga: “-¡Cómo que tres!  ¿Quiénes son?  Y Félix García, ingenua y espontáneamente, contestó: “-El mi hermanu Miliu, el mi hermanu Grigoriu y yo”.  Ti Félix “El Dios” había nacido el mismo día que Augusto César Sandino, el gran patriota y revolucionario nicaragüense, en la primavera de 1895.  Era hijo de Ti Vicente García Palomero y de Ti Petra Rodríguez Hernández.  Con los años, se casó con Ti María García Calvo y montó el “casinu”. 

     Aquel casino, a pesar de estar en el barrio de “Las Vegas”, no tenía nada de rimbombante.  Modesta taberna que tenía en frente los altos del “Aprihcu” y el “Arroyu de la Juenti”. Poseía dos balconadas formadas únicamente por poyatas graníticas, sin baranda alguna.  Ramón Díaz Santos, del clan familiar de “Los Jacas”, me contó en cierta ocasión que “en el casinu de Ti Fele se preparaban güénah furriónah, sobri tó cuandu loh de Acetuna y Montermosu venían, a la güelta, loh domínguh, del mercau del Ahigal.  Ti María era mu güena guisandera y allí se comierun múchuh quíluh de carni”.  Peru una vé hubo que lamental una dehgracia.  Creu que jué cuandu la feria del Ahigal, la que vieni dihpué del nuéhtru Crihtu.  Unu de Montermosu, que tenía una zurra de vinu que no se tenía, salió al balcón a meal.  Era de nochi.  Jidu mal pie y, cumu la balconá no tenía baranda, cayó al vacíu, se dio un mal golpi y ehpiparró loh sésuh en el méhmu suelu”.

Pablo Iglesias junto a Juan Torres y Vicenç Navarro

Si Ti Félix “El Dios” supo responderle al maestro con gracia y contundencia, bien que le imitó un buen amigo mío uno de estos domingos de atrás, hijo de la comarca de Las Hurdes, cuando nos metíamos para el coleto unos vinos de pitarra en los salones “Mahíllo”, de Ahigal.  El amigo, no muy amigo de la gente de Podemos, a cuyos dirigentes clasifica de “lobos con piel de cordero”, a la pregunta de quién es Dios (él mismo se la hizo), se respondió: “Iglesias, Echenique y Errejón”.  Bien dicen por estas tierras que “lobu que no anda pol suh piéh, no comi la carni que quié”.  No creemos que los dirigentes de Podemos sean lobos con piel de cordero, sino que, a tenor de los últimos acontecimientos, se han convertido en corderos con piel de lobo.  Mucho amagar pero no dar. Ahora, parece que comenzamos a verles el plumero.  Pablo Iglesias Turrión, flanqueado por los economistas Juan Torres y Vicenç Navarro, acaban de presentar todo un programa socioeconómico de corte socialdemócrata.  Para los que, sin militar en partido alguno, nos consideramos de izquierda, ha sido un jarro de agua fría.

    Se han quitado de encima la piel de lobos, que tan furibundas críticas les han acarreado por parte de la derecha cerril (tanto política como económica) como por parte de la izquierda descafeinada y otros que bailan al mismo ritmo de jota, de zortziko, de muñeira o de sardana. Los que pensábamos que un movimiento asambleario y ciudadano iba a preconizar la autogestión en las empresas, ahora se conforma con la cogestión.  Socialdemocracia pura y dura, la que no tiene como último objetivo demoler al capitalismo y a sus nefastos modos de producción.  No es nuestra intención traer, aquí y ahora, interpretaciones materialistas de la historia ni dictaduras del proletariado. Pero nadie puede negar que la lucha de clases sigue existiendo, máxime en este país y en estos tiempos en que los ricos han engordado como cochinos en montanera y los pobres (incluso la clase media) si no han acabado por proletarizarse, están a punto.  Entendemos que los dirigentes de Podemos, ya sean lobos o borregos, si quieren comer, deben andar por sus pies.  Y ellos quieren primero y segundo platos y, además, el postre, el pan y vino.  ¡Cuán difícil es tener contento a todo el mundo y cuánto hay que sudar para que las urnas se llenen de papeletas a favor de la causa!

     No sabemos a cuento de qué llamaban “Dioses” a los nietos paternos de Ti Miguel García Montero y de Ti Águeda Palomero García.  Toda la rama familiar de Ti Félix y su mujer pertenecía a un estatus de pequeños campesinos y jornaleros.  Mi amigo, el jurdano, en cambio, tenía muy claro que las tres cabezas más destacadas de Podemos formaban una trinidad endiosada.  ¿Acaso pensaría el amigo que esos tres mosqueteros tenían in mente una concepción centralista y autoritaria del partido en formación, como buenos revolucionarios profesionales? Rosa Luxemburgo, pensadora y legítima revolucionaria, ya dijo muy alto y claro que la socialdemocracia no luchaba por la consecución de un mundo donde fuéramos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.  El tiempo le ha dado la razón, al igual que a José Antonio Primo de Rivera: “La socialdemocracia conserva esencialmente el capitalismo y solo se dedica a echar arena en sus cojinetes, lo que es un puro desatino (Valladolid, 1935)”.  He ahí toda la gavilla de dirigentes socialdemócratas de estos últimos años (Blair, Craxi, Schoreder, Papandreu, Felipe González, Soares o Simón Peres, por citar algunos).  Todos, sin excepción, han realizado un viaje al centro político, para no mojarse.  Han ido desdibujando lo poco que les quedaba de socialistas, se han aburguesado, han aceptado las tesis neoliberales y las antidemocráticas monarquías, han apoyado las geoestrategias y el imperialismo de los EEUU de Norteamérica, han contemporizado con las jerarquías más casposas de la Iglesia Católica, han eliminado el concepto de Estado interventor para corregir desigualdades y se han convertido en una izquierda de salón, caviar, papel couché y de la revista “Vogue”.

Pablo Iglesias (Podemos) junto a Errejón y Monedero

     ¿Esa es la meta que se ha propuesto Podemos?  ¿Convertirse en un pazguato partido socialdemócrata, al uso?  ¡Menudo timo!  El escritor latino Apiano nos explica que los mensajeros de la antigua Celtiberia se acercaban a los romanos con una piel de lobo sobre sus espaldas.  Con el brazo alzado y la mano abierta sellaban la paz, pero con la piel de lobo advertían que ojo con traicionar los acuerdos pactados.  También aquellos antiguos “zajurílih” jurdanos llevaban una piel de lobo sobre los hombros: eran hombres de paz, pero, a su vez, justicieros.  No pasamos a creer que los círculos o asambleas ciudadanas afines a Podemos y a las que siempre las creímos insufladas de aires libertarios, se conformen con proyectos socialdemócratas que, históricamente, nunca resolvieron nada a favor de los desheredados del mundo.  Si los dirigentes de Podemos se dejan deslumbrar por los votos y no saben desempeñar sus papeles de heraldos o mensajeros celtibéricos, es muy fácil que se despeñen por los callejos, cousos o cortellos que, con ganas, hace tiempo les vienen preparando los poderes fácticos tan abrazados y apegados, por la cuenta que les tiene, al bipartidismo. Y si se despeñan, acabarán dejando los sesos sobre el suelo, como le ocurrió a aquel montehermoseño que se precipitó al vació por la balconada de la taberna de Ti Félix.

     Los nietos maternos de Ti José Rodríguez Corrales y de Ti Vicenta Hernández Caletrío no eran dioses de religión alguna, pese al apodo. Tampoco admitimos dioses o endiosados en formaciones políticas que han despertado grandes esperanzas entre el pueblo de a pie.  Queremos lobos que sepan hincarles los colmillos a toda esa conjunción neoliberal-capitalista y a todo ese mundo socialdemócrata que nos está miserabilizando.  Lobos que respeten las decisiones de sus lobatos y que formen frente común con otros lobos, para que, con patriótico dolor dentro de sus tuétanos, formen apretada manada para vertebrar una España con matices tricolores, solidaria,ilusionada, fraterna e igualitaria.

     Bien sabía Ti Félix “El Dios” que “al iviernu no se lo comi el lobu, anque sí al infiernu”.  Oyó el refrán muchas veces.  Ti Félix acabó de contar sus días en la misma fecha que el influyente filósofo alemán Rudolf Carnap, gran defensor del positivismo lógico, del que el paisano, sin saberlo, fue siempre un acérrimo partidario.  Y es que él desconocía el significado de palabrejas como “empírico” y “verificable”, pero sabía más que de sobra que la experiencia es la madre de la ciencia.  Se agostó Ti Félix en los Cristos del 14 de septiembre.  Pero el refrán no ha muerto y el invierno está a la vuelta de la esquina.  Con él no podrán los lobos.  Son muchas sus nieves y carámbanos.  No obstante, lograrán atravesarlo o sortearlo si no pierden el norte.  La casta sigue siendo la casta.  Desmoronarla implica un esfuerzo colectivo.  De ello son muy conscientes todos los lobatos que andan dispersos por esta extensa piel de toro.


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