Una vez celebradas las elecciones, las tres maquinarias políticas que mejores resultados consiguieron (directamente proporcionales al dinero público invertido y al monopolio de los medios de comunicación), no han tardado en mostrar su verdadera faz de muñidores de la argucia y el cambalache como herramientas para gestionar la confianza que les fue entregada por los ciudadanos.
Nuestro sistema democrático deja mucho que desear, tal y como desde Falange Auténtica hemos denunciado desde el momento de nuestro nacimiento en 2002. Es más, uno de los principales motivos que propiciaron el salto de FA a la escena pública fue proponer alternativas de regeneración democrática desde nuestra perspectiva ideológica humanista, social y patriótica. Eso en nuestra tierra tiene un claro reflejo en el injusto sistema electoral, basado en la “triple paridad” que prioriza a los territorios por encima de las personas como si aquellos debieran estar por encima de éstas y que evita que muchos canarios no nos sintamos representados por los partidos que monopolizan el poder en las Islas que, además, utilizan en provecho propio en vez de emplearlo en la búsqueda del bien común. Un claro ejemplo de ello son los topes para acceder al Parlamento regional (6% regional y 30% insular) y que CC con 63.000 votos menos tenga igual número de diputados que el PP, en un claro fraude a la voluntad ciudadana.
Pero donde se ve reflejado el talante de muchos de los nuevos regidores es en el mercadeo que se ha montado en torno a los pactos para gobernar aquellas instituciones donde nadie ha conseguido mayoría absoluta. Engaños, incumplimientos, traición a la palabra dada, amenazas, expulsiones… Todo parece indicar que lo último que cuenta es el interés popular, soterrado por las ambiciones particulares y la disciplina de partido.
Necesitamos un regeneración democrática, tal y como ya reclaman cientos de miles de ciudadanos por todo nuestro País. Falange Auténtica es un partido pequeño y con escasos recursos, pero nuestra voluntad es inquebrantable a la hora de perseverar en la lucha por una mayor y mejor democracia dentro de un sistema que asegure la justicia social, la libertad de las personas y la unidad nacional desde el respeto a la pluralidad de las comunidades que la integran.
