En las últimas semanas ha saltado la noticia de que son casi 5.000 los diplomados en magisterio canarios, muchos de ellos maestros interinos que ejercen en las distintas islas del Archipiélago, los que se han matriculado para opositar al funcionariado en otras regiones españolas.
La razón de esta “emigración de titulados” hay que buscarla en la decisión del gobierno nacionalista canario de no convocar las oposiciones para el Cuerpo de Maestros que deberían celebrarse en el próximo mes de junio, decisión que hace pública cuando los aspirantes a opositores llevan casi dos años esperando –y preparando- esta oportunidad de acceder a una plaza de maestro o consolidar la que tienen en situación de interinidad (las oposiciones a la Enseñanza Pública No Universitaria en Canarias se alternan anualmente entre maestros y profesores de Enseñanza Secundaria).
Se trata de una decisión que choca con las populistas y demagógicas declaraciones del gobierno nacionalista de Coalición Canariarespecto a la defensa de la oportunidad del canario para trabajar en su tierra y, por el contrario, la denuncia más o menos contundente pero siempre excluyente y xenófoba sobre el peligro de la invasión de estas Islas por trabajadores “de fuera”, calificativo que adjudican más a los españoles de otras regiones que a los realmente extranjeros.
Sin embargo, nada de esta trágica hipocresía es nueva en la órbita nacionalista. En el recuerdo de muchos canarios está como el sindicato independentista STEC (Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Canarias, hoy integrado en Intersindical Canaria pero manteniendo sus siglas y personalidad), adquirió su verdadera fuerza cuando en los años ochenta la situación era a la inversa, esto es, eran maestros procedentes de otras regiones los que venían a opositar a las Islas. Entonces, enarbolando la bandera terrorista del MPAIAC de las siete estrellas verdes, hoy asumida por sus acólitos de Coalición Canaria, y en medio de otras soflamas independentistas, gritaban aquello de “¡No queremos maestros godos!” (como es bien sabido, “godo” es el término despectivo usado por los nacionalistas canarios para referirse a nuestros compatriotas peninsulares)
Ahora, el STEC lamenta la decisión gubernamental de no convocar oposiciones y “obligar” así a los canarios a hacer lo que en su momento denunciaban agresivamente respecto a sus colegas de otras regiones españolas. Es más, muestran todo su apoyo y comprensión a estos trabajadores nativos que salen de Canarias a buscar legítimamente una oportunidad laboral. Legitimidad, apoyo y comprensión que negaron en su día a aquellos otros opositores que venían a Canarias a lo mismo, dentro del mismo País y hablando el mismo idioma pero con otro acento. Al contrario, ante aquella lícita opción no se respondió con el apoyo y comprensión que se pide ahora para los canarios en la misma difícil decisión, sino con la hostilidad y el rechazo. Que fue exactamente lo que intentaron inculcar a la sociedad canaria de entonces en medio de su orquestada estrategia de odio a España y que algún eco obtuvo, lamentablemente.
Si el STEC y los demás nacionalistas fueran coherentes, animarían ahora a los maestros canarios a no emigrar a la despreciada metrópoli y proclamarían algo así como “Ni maestros godos aquí ni maestros canarios allí” pero pedir coherencia a esta pandilla cavernaria y tribal sería demasiado. Algo que excedería en cualquier caso a su cortedad de miras, a su particular sentido de la solidaridad y a la mera vergüenza.
Junta Política Interinsular de Falange Auténtica de las Islas Canarias