En los últimos tiempos se viene viviendo en Canarias una agria polémica en torno a la probable existencia de petróleo y gas en aguas próximas al Archipiélago y, sobre todo, a su posible explotación tras los necesarios sondeos confirmatorios. Todo ello dada la eventual afección que al medio natural de Canarias podría provocar un accidente y consecuente vertido de crudo. Polémica ésta engrosada y tergiversada por espurios intereses nacionalistas en enfrentar a Canarias con el Estado y que parten de ese dechado de formación intelectual y buen hacer político que es Paulino Rivero, flamante cadáver político, gracias a Dios (y a la decisión de los militantes de su propia formación política).
En ese intento de forzar un enfrentamiento de la sociedad canaria con lo que los nacionalistas pretenden “trato colonial desde Madrid”, los dirigentes canarios se han empeñado en promover una consulta a la población de las Islas sobre su acuerdo o no con que se realicen las prospecciones necesarias para la confirmación de la existencia de los combustibles fósiles y su eventual rentabilidad. Y nada habría que objetar a dicha consulta si contase ésta con el beneplácito legal, información no tergiversada y un largo etcétera de propósitos y propuestas y no, como se viene produciendo, de despropósitos y contrapuestas alejadas no solo ya de toda legalidad y sentido común, sino hasta de la más elemental veracidad y vergüenza.
Porque se da la circunstancia de que estos mismos adalides de la preservación del Medio Ambiente y de la imprescindible opinión ciudadana en temas claves, vienen siendo los mismos que han negado a los canarios dar opinión, por ejemplo, cuando por decreto se embarcaron en una más que polémica e impactante actuación costera (el puerto de Granadilla en Tenerife) y para la cual no tuvieron empacho en mutilar la vigente ley de Especies Protegidas y otros ordenamientos. Sin consulta no ya a la ciudadanía sino ni siquiera a los colectivos científicos y técnicos competentes. Amén de docenas de otras preguntas que podrían haber hecho al pueblo sobre, por ejemplo, si realmente necesitábamos una radiotelevisión o policía autonómica y si sería mejor destinar sus costes a otros asuntos. Pero estas consultas no creaban polémica con el Estado Opresor sino bien al contrario, comprometían su estrategia de contar con una radiotelevisión para difundir su propaganda y una policía para soslayar sus chanchullos. De hecho, una de las primeras competencias solicitadas para la nueva Policía Autonómica fue la de Medio Ambiente. Que el SEPRONA de la colonial Guardia Civil es muy ruin e incompetente y tiene la fea manía de denunciar ciertas cosas que las administraciones nacionalistas tienen que hacer por el bien de los canarios aunque sea saltándose alguna que otra ley o procedimiento legal.
Volviendo a los sondeos petrolíferos, es innegable que el modelo energético basado en los combustibles fósiles es contaminante, caro, insostenible y abocado a la desaparición antes o después, siendo tanto más traumático su final cuanto más tarde se produzca su sustitución. Como innegable también es el hecho de que las Islas Canarias sean un paraíso para las Energías Renovables dada su privilegiada posición geográfica y caracterización geológica, las cuales garantizan vientos constantes, alta insolación y grandes posibilidades en cuanto a mareomotricidad y geotermia. Incluso en el campo de la Biomasa, con los excedentes de necromasa platanera, por ejemplo. Energías alternativas todas que se han visto continuamente despreciadas y entorpecidas por este mismo gobierno nacionalista que se niega a las prospecciones petrolíferas pero que bien que pone la mano para que la metrópoli despiadada nos subvencione de manera que paguemos hasta un 30% menos por los combustibles derivados del petróleo respecto a lo que apoquinan los descendientes de los conquistadores genocidas de allá de la Península. Porque, claro está, todos ellos retornaron a Cádiz después de masacrar a los aborígenes y eso de que en realidad se quedaran y seamos los actuales canarios sus propios descendientes es un asqueroso bulo colonial.
También soslaya el gobierno nacionalista el hecho de que el vecino y exquisitamente democrático estado marroquí ya esté efectuando sondeos y aun anunciando la inminente explotación de esos mismos recursos petrolíferos en zonas tan inmediatas, desde el punto de vista de una posible afección ambiental, como las que corresponden a la jurisdicción española. Porque es precisamente una posible alteración del Medio Ambiente y su negativo impacto sobre la actividad turística ante un eventual vertido lo que mantiene en pie de guerra al gobierno nacionalista en contra de las prospecciones. De ahí que, en consonancia con su buen hacer en todo lo demás, nuestros eficaces gobernantes hayan pergueñado la siguiente pregunta de cara a la consulta para que el pueblo se manifieste ante el atropello metropolitano:
“¿Debe Canarias cambiar su modelo medioambiental y turístico por las prospecciones petrolíferas?”
Lo cual pone a muchísimos canarios en la duda de qué contestar. Para empezar, y como dice el atinado humorista canario Morgan: “Una pregunta sobre la pregunta ¿Cuál es el modelo medioambiental y turístico canario?” Contestamos nosotros: ¿El ya citado del puerto de Granadilla, las mutilaciones de leyes de protección, etc. desde el punto de vista ambiental? o desde el turístico ¿Es nuestro modelo el de masas alcoholizadas low cost que predomina en la mayoría de las grandes zonas turísticas de las Islas? Porque si ese es nuestro modelo, sea por las prospecciones o no, la respuesta a la propuesta de cambiar ese modelo para cualquier defensor del Medio Ambiente debe ser necesariamente Si: Sí que hay que cambiar ese nefasto modelo. Sin embargo lo que pretende el preclaro gobierno nacionalista es que se conteste NO: No a las prospecciones en cualquier caso. Así que el pueblo canario lo tiene claro y fácil.
En resumen. Una secuencia lógica de los acontecimientos debiera ser por parte del gobierno canario: Una apuesta decidida por las energías renovables en todas las islas, un cambio del modelo turístico diferenciado hacia el disfrute paisajístico, cultural, gastronómico y de ocio activo en la naturaleza; un progresivo abandono de las energías contaminantes y de los despilfarros y agresiones contra el medio ambiente que realiza a diario ese propio gobierno y, finalmente, arrancar un compromiso al vecino Marruecos en el mismo sentido que pretende del de Madrid en cuanto a las prospecciones y su explotación. O al menos, garantías de cara a evitar un posible accidente. Otra cosa, es intentar engañar al pueblo canario en lo que no es más que un suicida crimen de lesa patria. Y en democracia tan lícito es que el pueblo haga pagar a los malos gobernantes con la retirada de sus votos, como que los Estados hagan pagar a los sediciosos y traidores con la cárcel.
Francisco Govantes