Por Carlos Javier Galán
Más allá de las opiniones subjetivas que cada cual tenemos sobre las luces y sombras del pontificado de Juan Pablo II, yo resaltaría hoy precisamente el aspecto social de su mensaje, con el que tantas coincidencias podemos encontrar quienes nos identificamos con el proyecto político de Falange Auténtica.
Estos días los medios nos están explicando reiteradamente los rituales que se sucederán entre su muerte y la designación del nuevo Papa, nos están hablando de su trayectoria vital y pontifical, de sus gestos públicos, de su ecumenismo, de sus viajes... Pero parece que a muy pocos interesa recordar este otro aspecto, tan característico de su línea de pensamiento.
Se ha dicho –con cierto simplismo que, sin embargo, a mi modo de ver esconde un fondo de verdad- que este Papa ha sido extraordinariamente conservador en lo moral y lo eclesial y, sin embargo, muy avanzado en lo social.
Ese enfoque "progresista en las cuestiones sociales ha sido ignorado por la propia izquierda política, que despachaba a Juan Pablo II despectivamente, resaltando sólo sus opiniones en materia sexual. Opiniones que -aun no compartiéndolas en buena medida y pareciéndome harto discutibles- creo que se caricaturizaban injustamente y sin el rigor que sería exigible.