Por Alberto Vara

Uno de los problemas con los que se encuentra el falangismo democrático, y no son pocos, es el de redefinir y actualizar –cuestionar al fin y al cabo- un ideario nacido a lo largo de los años treinta del siglo pasado, en plena efervescencia de las ideologías totalitarias o revolucionarias (fascismo, nazismo, comunismo, anarquismo, etc...) y mantenido de manera invariable con el correr de los años. Posiblemente esto se deba a que el falangismo democrático, hoy en día, no pasa de ser un núcleo resistente que tiene trabajo suficiente con remar contra corriente al filo de la catarata.

Se produce un doble fenómeno de carácter ideológico: repetición de ideas-fuerza actualmente desconectadas de la realidad española del siglo XXI y falta de propuestas concretas y creíbles que conformen un ideario propio y revolucionario, al más puro estilo nacionalsindicalista. Una de estas ideas-fuerza es la de la nacionalización de la banca. Esta propuesta, que no es falangista en origen, sino que la toma la Falange original de otros movimientos políticos que llevaban décadas incorporándola en sus programas, se puede oír actualmente de la boca de muchos falangistas. Esta idea, huelga decirlo, carece de cualquier profundidad analítica en la mayoría de los casos. Como buen dogma de fe, es y no se cuestiona.

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Por Bárbara

El lamentable y vil espectáculo que días pasados ha vivido y que pervive en España en torno a la situación de un etarra, autor y coautor de veinticinco asesinatos, ha conmocionado a una gran parte de la sociedad y ha vuelto a dejar traslucir el gran escarnio al que la están sometiendo los poderes del Estado, con otra parte de la sociedad a su vera.

 

El caso como el presente, el del etarra De Juana Chaos, no podemos ubicarlo sólo desde una perspectiva de objetiva, simple y llana consecuencia de la flagrante politización de la Justicia, inaplicación de la ley e inexistencia de separación de poderes, que se remonta a la promulgación por parte del PSOE de la LOPJ de 1985, hoy vigente -no derogada por los gobiernos del PP, que ignoraron inopinadamente su compromiso- y que subvirtió el artículo 159 de la Constitución en torno a la elección de los miembros de la judicatura, sino también a una y triste y vergonzosa desaparición de cuantos valores básicos, éticos y morales deben latir en una sociedad que se considere mínimamente digna, justa y, en consecuencia, viva.

 

Por un lado, el etarra ha cumplido, sabido es, 18 años de la condena que le fue impuesta con el Código Penal anterior al vigente, que se aplicó en virtud del carácter retroactivo de las normas penales más favorables, con el añadido de la siempre problemática y no debatida aplicación de los beneficios penitenciarios. Esos beneficios penitenciarios se han utilizado de forma automática con los miembros de la banda, con el fin de rebajar sus penas, sin tener en cuenta que dichos beneficios han de ser aplicados siguiendo el criterio intuiti persona, esto es, en razón del caso particular enjuiciado, atendiendo los criterios de la ley y con exigencia lógica de los requisitos mínimos y tasados que deben exigirse en quien ha delinquido. En el caso de la banda terrorista, se entendería que hay pronóstico de reinserción social -así lo dice la ley- cuando el penado muestre signos inequívocos de haber abandonado los fines y medios de la actividad terrorista, haya colaborado activamente con las autoridades con el fin de impedir o paliar otros hechos delictivos, se produzca un repudio de las actividades terroristas, etc.

 

La función y finalidad de la pena es la prevención; y la del beneficio penitenciario, la resocialización. Pero es evidente que en el caso presente -en el caso de este terrorista y sus cómplices, y de los terroristas en general- ni se cumplen los fines ni las expectativas, porque sus fines son obviamente otros, no son los nuestros. La sociedad española es su fin y víctima final, pero los instrumentos y resortes que utilizan son los que le proporciona esa misma sociedad que ellos combaten, los de la legislación española, pero usurpados por ellos para beneficio propio, ante la ceguera -o no, quizás el interés, por qué no decirlo- de los poderes públicos.

 

Si el Derecho Penal se concibe y justifica como el sistema protector de bienes jurídicos, entendiendo los mismos como protección y amparo de la sociedad en su conjunto, particularizada en cada una de las individualidades que conforma cada ciudadano, el sistema quiebra cuando el peso de la ley no se aplica a casos tan increíblemente lacerantes como el de De Juana Chaos.

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Por Viernes

Dicen que cuando una mujer es infiel a su marido éste suele ser el último en enterarse y que, a pesar de las evidencias suelen manifestarse como una ligera molestia al atravesar los dinteles de las puertas-, mientras todos se ríen a su alrededor, el burlado permanece en la inopia.

 

Algo así ha debido sentir José María Aznar: "Pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva y no las había, yo lo sé ahora, declaró recientemente el  amigo de Blair y Bush a propósito de los supuestos motivos de la agresión contra Irak.

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Por Alonso Goya

Tal es el clima de crispación creado por los políticos de los partidos parlamentarios y alimentado por los periodistas seguidores de estos mismos grupos, que empieza a dar pánico encender una televisión o mover el dial de un aparato radiofónico.

En poco menos de dos semanas, cuando mi único interés era informarme sobre determinados temas o presenciar un debate serio entre contertulios sobradamente preparados para ello, me he encontrado con situaciones que parecían sacadas de una pelea callejera, de una bronca de mercado o de una fea discusión de barra de bar. Los implicados son personas de sobra conocidas que, en lugar de utilizar su –se supone- exquisita formación para argumentar sus opiniones, lo que hacen es lanzarse metafóricamente (de momento) al cuello de su adversario.

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Por Borja Manrique

Quiero que la idea fundamental de este escrito sea ésta: ¡bravo por el falangismo democrático, que siempre acaba estando donde debe estar! La sociedad civil es el lugar natural de FA, el pueblo español perplejo ante un nuevo aldabonazo de la barbarie terrorista. Falange Auténtica debía estar en la manifestación convocada por los sindicatos mayoritarios en nuestro país y también por las asociaciones que representan a los inmigrantes ecuatorianos. Dos de los suyos han sufrido en sus carnes el zarpazo de ETA. Dos de nuestros hermanos de Iberoamérica han sufrido esta España desgarrada, único país europeo donde las bombas y la pólvora aún tienen algo que decir.

Los carteles portados por los miembros del partido reflejaban exaxtamente este sentir. También el comunicado con el que se acudió a esa manifestación. A mi juicio, impecable, sobresaliente. El resumen de todo ese texto para mi es éste: el falangismo español tiene que estar con el pueblo en sus manifestaciones contra el terrorismo, aunque se puedan poner peros o matices a lemas, manifiestos y demás.... Lo principal es estar con el pueblo y no enrocarse en posturas partidistas. En el atentado de Barajas, además, fueron golpeados dos hermanos de Iberoamerica victimas de la emigración forzosa impuesta por un sistema económico que les condena al desarraigo. Para mi -insisto- el texto fue impecable, como la presencia de FA en esa marcha.

 

Por lo demás, es cierto que la manifestación estaba impulsada, promovida por los sindicatos mayoritarios y los partidos de izquierda, además de por alguna de las asociaciones de inmigrantes ecuatorianos. Por lo que he leído, FA ha dejado clara en más de una ocasión su discrepancias profundas con el actual gobierno de Rodriguez Zapatero. Eso queda fuera de duda, al igual que la presencia de FA en otras manifestaciones contra las negociaciones con ETA convocadas por la AVT y apoyadas por el PP, pero: ¿quién dijo que el lugar natural y único de las expresiones públicas de un nacionalsindicalista sea siempre el territorio de la derecha? Parece un contrasentido.

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