Por José Ramón Peláez
Sacerdote miembro del Movimiento Cultural Cristiano
Extraído de solidaridad.net
El Concilio Vaticano II recordó tajantemente que la caridad ha de cumplir antes con las exigencias la justicia, para no dar como ayuda de caridad lo que ya se debe dar por razón de justicia, así como suprimir la causas, y no sólo los efectos, de los males. Con ello asumía la tradición de lucha del Movimiento Obrero contra las causas de la opresión y ponía de manifiesto la vitalidad de la doctrina moral de los antiguos teólogos y Padres de la Iglesia. Basado en esta tradición histórica ponemos sobre la mesa esta pregunta ¿ES HONRADO APADRINAR UN NIÑO?
¿Es honrado apadrinar un niño mientras seguimos consumiendo productos de Mc Donals, de Zara, de Nike, de Addidas,... de tantas y tantas marcas que esclavizan más de 400 millones de niños esclavos? ¿Es honrado tutelar a uno y esclavizar con nuestro consumo a millones de ellos?
¿Es honrado apadrinar un niño –o, por ejemplo, hacer colectas extraordinarias para Argentina- sin denunciar el expolio al que le someten los bancos y transnacionales españolas? ¿Es honrado apadrinar un niño –o llevar una pegatina del NO A LA GUERRA- y permitir que España siga siendo un país exportador de armas ligeras? ¿Es honrado apadrinar un niño –o pedir el 0,7 del PIB- cuando las familias, las congregaciones, las diócesis españolas tienen fondos en la Bolsa lucrándose del mismo sistema financiero que desangra a los empobrecidos con la Deuda Externa? ¿Es honrado apadrinar un niño -o tomar un café de comercio justo- y seguir el ritmo de vida de la sociedad de consumo?
Como veis la pregunta podría desglosarse en muchas otras, casi tantas como miserias padecen los empobrecidos y canalladas contra ellos supone nuestra forma de vida. Pero no es el momento de exponerlas todas. Por eso queremos plantear una pregunta que las resume todas, la siguiente: ¿Es honrado apadrinar un niño y seguir votando a los partidos que no han movido un dedo para acabar con el Hambre en el mundo? Esta es la pregunta-resumen porque al plantear las causas del hambre hay una afirmación que resume el conjunto de todas ellas: EL HAMBRE ES UN PROBLEMA POLÁTICO. Las instituciones que lo causan sean de tipo cultural, económico, social,... están respondiendo a un ordenamiento político de la sociedad y este, si se quiere, siempre se puede cambiar. El hambre tiene por tanto solución SE PUEDE ACABAR CON EL HAMBRE, y el voto es una de las formas más eficaces para empezar a hacerlo. El próximo año las urnas nos esperan en dos ocasiones y es un buen motivo para que hablen las conciencias. Por Jose Ramón Peláez, Sacerdote miembro del Movimiento Cultural Cristiano