Por Eduardo López Pascual
Independiente de la presentación del libro “Falangistas” de los autores Luis E. Togores y Gustavo Morales, el contenido me ha decepcionado en sus aspectos formal y de análisis. Esperaba mucho más cuando se anunció su puesta en circulación, tanto por la profesionalidad del primero, historiador en una universidad privada española y por la amplia experiencia azul del segundo, ocupando altos cargos de responsabilidad en el mundo falangista, aunque ahora parezca distanciarse de eso, a juzgar por lo que se desprende del texto.
El voluminoso libro, más por su precio y grosor que por su contenido, no parece aspirar a contribuir a la memoria política, social y militante de lo que todos conocemos por Falange. Sus aportaciones a la historia del Partido nacido el 4 de marzo de 1934, en Valladolid, son muy escasas y no ayudan a una interpretación lógica y completa de lo que ha supuesto la vida organizativa de Falange Española de las JONS. Incluso sus referencias a las sucesivas divisiones sufridas desde su origen: Eliseda, Ansaldo, Ramiro Ledesma o las decisiones tomadas por destacados miembros como Manuel Hedilla, González Vicén, Narciso Perales o Ezquer y más tarde, Arroyo, Pedro Conde, Sigfredo Hillers, el propio Gustavo Morales y tantos otros iniciadores de procesos de reconstrucción pública e ideológica, adolecen de profundidad en el análisis de sus orígenes y consecuencias. En vedad no traen nada nuevo, algo posible en Togores, al que ya el intelectual falangista Antonio Castro Villacañas criticara de modo certero en un texto aparecido en el digital Vistazo a la Prensa de 12 de diciembre de 2010, pero nada esperado de mi antiguo Jefe Nacional.
Editar un libro de esas características, en donde se repiten las clásicas, mixtificadas y conocidas informaciones azules, no ha significado, desde mi punto de vista, ninguna reflexión interesante; es más, echo en falta, por ejemplo, desde la misma experiencia de uno de sus coautores, el ex-dirigente falangista Gustavo Morales, una aproximación verdaderamente analítica de los momentos vividos en las postrimerías del Régimen Franquista y los años de la Transición española. Por cierto que personalmente me resulta difícil, aunque ya nada me extraña, que el ex-Jefe de un partido falangista admita desde el principio del libro que el movimiento que creó José Antonio tuviera un alma fascista, contribuyendo así un poco más, por si no hubiera bastante, a la mentira de una Falange reaccionaria.
La verdad, para ver unos cientos de fotografías (parece más un álbum de fotos que un texto de estudio y reflexión) así como su formato y precio, 49 Euros, no dan para matar el gusanillo de su lectura; sólo mi vocación de estudioso de la historia falangista, me llamó a incorporarlo a mi biblioteca pero no lo recomendaría, no por malo o bueno, sino porque no dice nada más de lo que cualquier falangista sabe y conoce.