De unos años a esta parte vemos como sistemáticamente la revista de Ferias de Agosto, editada por nuestro ayuntamiento y sufragada con el dinero de todos los guareñenses, viene acogiendo una serie de escritos que con la justificación de narrar hechos históricos, en realidad sirve para justificar las acciones de un determinado bando o sector político. Así en dicha revista hemos encontrado artículos relacionados con la toma de París por republicanos españoles o en este último número con la relación de vecinos que fueron víctimas de los campos de concentración nazis. Reconocemos en dichos escritos el valor que pueden tener como narración histórica y como denuncia de regímenes totalitarios, pero echamos en falta cierto equilibro en este tipo de cuestiones, ya que como indicamos y a tenor de los escritos publicados parece que la verdad, la bondad, la defensa de las libertades y la democracia, la lucha contra las dictaduras es propiedad exclusiva de las izquierdas. Todo lo que no sea de izquierdas se ubica en las antípodas de las bondades citadas. Y lamentablemente la realidad no es tan simple, no todo es blanco o negro, sino que existen miles de matices y una amplísima gama de tonalidades.
Vaya por delante que los falangistas repudiamos cualquier régimen dictatorial, totalitario u opresor sea del signo que sea. Repudiamos el fascismo en todas sus manifestaciones como aborrecemos los regímenes totalitarios comunistas. Por supuesto no sentimos ninguna simpatía por el régimen franquista que condenó a muerte al sucesor legítimo de nuestro fundador, José Antonio Primo de Rivera.
Dicho lo anterior y aprovechando que es 11 de agosto, a continuación vamos a detallar algunas “lindezas” que miembros de los autotitulados “defensores de la libertad” realizaron en Guareña allá por 1936. Todo lo que a continuación exponemos está debidamente recogido en el libro LA GUERRA CIVIL EN LA PROVINCIA DE BADAJOZ, de José Luis Gutiérrez Casalá, editado por Universitas, concretamente entre las páginas 311 y 333, por si el lector quiere ir directamente a la fuente.
En dicho libro se narran situaciones como:
- “La actividad de las milicias fue frenética. El 21 de julio , al ser abandonado este municipio (Guareña) por las fuerzas que componían el puesto de la Benemérita, comenzaron las detenciones de aquellas personas que eran tachadas de conservadoras. Una vez apresadas fueron encarceladas en la improvisada cárcel ubicada en la iglesia parroquial, donde recibieron todo tipo de vejaciones, palizas, simulaciones de fusilamiento y muchas fueron obligadas a firmar cheques con elevadas cantidades”.
- “(la milicias) proporcionaron fuertes palizas a los detenidos hasta dejarlos exhaustos. Algunos incluso fueron torturados, soplándoles por el ano con una bomba hasta conseguir romperles los intestinos con objeto de hacerles firmar cheques de dinero. Otros fueron sacados para simular un fusilamiento”.
- “Paralelamente a las detenciones se practicaron asaltos a domicilios de los detenidos, comercios y almacenes, produciendo grandes pérdidas al practicar el saqueo”.
- “El templo parroquial fue utilizado como cárcel, saqueados todos los ornamentos y objetos de valor y por último destrozada toda la imaginería”.
- “Los lugares que sirvieron de prisión fueron la cárcel del pueblo, el cuartel de la Guardia Civil y la iglesia de San Gregorio. Los asesinatos fueron cometidos en diversos lugares. Incluso los ocurridos el 11 de agosto de 1936 no se llevaron a cabo en el mismo lugar. Las ejecuciones se cumplieron en las afueras, El Palomar, San Ginés, Cuatro Esquinas, la Alberca, Castillejos, Plaza de España y carretera de la estación (…) Hubo mujeres y milicianos que presenciaron los asesinatos celebrándolo con júbilo”.
- “El 11 de agosto de 1936 fue el día fatídico para esta localidad de Guareña, siendo asesinadas 67 personas, el 80% del total. El resto, 17, murió de forma dispersa en varios días hasta fines de septiembre. Algunos de los últimos en morir fueron asesinados en su domicilio”.
Como podemos comprobar no todo es tan idílico y bucólico. En todas partes hay y hubo héroes, luchadores comprometidos con su causa y auténticos asesinos y sinvergüenzas.
Los falangistas abominamos de las narraciones históricas maniqueas, de buenos buenísimos y malos malísimos. Ni unos fueron tan buenos, ni otros tan malos. Además en el caso de España la historia es pendular, sin matices, así durante los cuarenta años de dictadura franquista el bando perdedor eran de lo peor, mientras que en estos otros cuarenta años de democracia parece que se invierten los papeles, hasta el punto de presentar a esos mismos perdedores como vencedores morales, íntegros e intachables. Cuando lo que está claro es que en una Guerra Civil hay ángeles y demonios, actos heroicos y vilezas en ambos bandos. Ya que una guerra civil, mejor dicho incivil es el peor escenario bélico que puede darse pues enfrenta a de forma cainita a hermanos contra hermanos.
Superemos de una vez por todas dicho cainismo. Acerquémonos a nuestra historia con naturalidad, sin pretender reescribirla y apliquémonos aquellas palabras de Manuel Azaña, presidente de la II República, en su discurso del 18 de julio de 1938 (cuando España ya llevaba dos años de cruento enfrentamiento civil) “ Es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres que han caído magníficamente por una ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: paz, piedad, perdón”. Por nuestra parte, lo único que tenemos que añadir a la palabras de Azaña es… y verdad. Paz, piedad, perdón y verdad. Sólo así evitaremos ambientes crispados, enrarecidos y sólo así alejaremos definitivamente el fantasma de cualquier nuevo enfrentamiento entre hermanos.
F.A. Guareña.-