Falange Auténtica ha manifestado desde el primer momento su rechazo frontal a la reforma laboral impuesta por el gobierno de Rodríguez Zapatero. Reforma que entendemos supone el más grave ataque a los trabajadores que se ha dado en nuestra reciente historia democrática, incluyendo medidas antisociales que ningún gobierno se había atrevido a tomar hasta ahora. Lo que supone un paso más en la conculcación de los derechos laborales en España. Derechos conseguidos gracias al esfuerzo y el sacrificio de largas y duras luchas sindicales.
Falange Auténtica ha manifestado desde el primer momento su rechazo frontal a la reforma laboral impuesta por el gobierno de Rodríguez Zapatero. Reforma que entendemos supone el más grave ataque a los trabajadores que se ha dado en nuestra reciente historia democrática, incluyendo medidas antisociales que ningún gobierno se había atrevido a tomar hasta ahora. Lo que supone un paso más en la conculcación de los derechos laborales en España. Derechos conseguidos gracias al esfuerzo y el sacrificio de largas y duras luchas sindicales.
Medidas como la demolición o desguace de los convenios colectivos, permitiendo a las empresas que se descuelguen de los mismos, los límites a la negociación colectiva, el despido arbitrario, barato y subvencionado, el impulso a la contratación a tiempo parcial, el recorte de los salarios y la congelación de las pensiones, más otro paquete de medidas que sibilinamente van filtrándose, al objeto de sondear a la opinión pública e ir mentalizando al conjunto de la sociedad, y que de momento el gobierno no se atreve a aprobar definitivamente, tales como la bancarización de las cajas de ahorro, el retraso en la edad de jubilación, la ampliación del cómputo anual para el cálculo de las pensiones (pasando de 15 a 20 años cotizados), la privatización definitiva de empresas públicas como Correos, el copago sanitario, la patente de corso a las ETT como intermediadores laborales, en menoscabo de los servicios públicos de empleo,… son merecedoras de la más enérgica de las repulsas por parte de la ciudadanía.
Rechazable es también, por injusto y porque no ha tenido el menor efecto en las economías domésticas o en el sustento a la pequeña y mediana empresa, base sobre la que se cimenta el empleo en España, el que nuestro gobierno, siguiendo el ejemplo de otros países, saliese al rescate de entidades bancarias. Bancos y cajas reflotados gracias al salvavidas lanzado desde Moncloa, pero que hacen oídos sordos a las demandas de sus clientes, ciudadanos de a pié, emprendedores, que necesitan un crédito para poder subsistir o sencillamente mantener su negocio en tiempos de crisis. De sobra sabemos que la banca es egoísta e insolidaria, pero lo que no alcanzamos a entender es que un gobierno que se dice socialista, obrero y progresista esté más pendiente del bienestar de la banca privada que del de los ciudadanos a los que supuestamente gobierna. Claro que no somos ingenuos y sabemos que la banca privada se irá, se está yendo, de rositas. Algunas entidades siguen teniendo grandes beneficios en plena depresión económica, mientras aumenta el número de familias con todos sus miembros en paro o que ya han agotado todas las prestaciones sociales que podían percibir. El gobierno parece encontrar solución a la crisis apretando aún más el cinturón a los ciudadanos, ya que con la banca privada, carente de objetivos sociales por mucho que su publicidad pretenda vendernos lo contrario, no puede hacer lo mismo debido a que es precisamente el gobierno, el partido que lo sustenta y prácticamente todos los grupos del arco parlamentario quienes deben a la banca privada y a las cajas politizadas su holgada situación económica, rayana en el más obsceno despilfarro. Unos partidos que mantienen sus poderosas estructuras de poder y su inmensa maquinaria propagandística merced a que los bancos les conceden prestamos que no pueden pagar sin que pase absolutamente nada (idéntica situación a la que viven el resto de ciudadanos), jamás estarán en condiciones de exigir responsabilidades a esa banca insolidaria que sólo busca su propio beneficio. Mucho menos en condiciones de promover la creación de un sistema crediticio popular y social que pudiera ser gestionado con garantías de justicia social, eficiencia económica y rentabilidad financiera.
Si a raíz de lo anteriormente expuesto se deduce que los principales responsables de la crisis que no sólo es económica, sino también y fundamentalmente moral, la más grave desde el crack del 29, son el gobierno y la banca, sería lógico deducir que hay motivos suficientes para secundar de manera activa la huelga general convocada por los sindicatos mayoritarios y respaldada por organizaciones e instituciones de distinta naturaleza. Pues tampoco, porque estos sindicatos que ahora movilizan todos sus activos de cara a la jornada de huelga han permanecido callados desde la irrupción misma de la crisis. Conste que no ponemos en duda la legitimidad, ni la representatividad, de las organizaciones sindicales, pero denunciamos abiertamente su seguidismo de las políticas del gobierno. Veían venir la crisis y callaron, llegó la crisis y no dijeron nada cuando el presidente de manera cansina negaba continuamente la realidad. Especialmente escandalosa es la imagen dada por UGT que parece haber convocado esta huelga casi por obligación, por no quedar mal con los compañeros de CCOO, y con la boca pequeña, puesto que es muy incómodo, rozando la esquizofrenia, hacerte una huelga a ti mismo sindicalista de UGT que a la vez eres diputado, alcalde o concejal del PSOE.
Esta huelga debería haberse convocado mucho antes, cuando se lanzaron los primeros globos sonda de la nefasta reforma laboral zapateril. Sólo así, entre todos, podríamos haber parado tanto desaguisado, tanto agravio a los derechos más elementales de los trabajadores. Los sindicatos mayoritarios se han comportado durante todo este tiempo de la misma manera que el antiguo sindicato vertical al que tanto han criticado, yendo de la mano del gobierno y dejándose hacer. Ahora en poco más de dos meses pretenden rectificar, pero lamentablemente han llegado tarde. Es necesario un sindicalismo fuerte, que continuamente ejerza de contrapoder del gobierno, velando siempre por los derechos no sólo de sus afiliados, sino de todos los trabajadores independientemente de su situación laboral. El sindicalismo bien entendido no debe ser susceptible de doblegarse a las posibles prebendas del gobierno de turno, antes al contrario tiene que constituir el principal muro de contención en la defensa de clase trabajadora.
Si no podemos fiarnos del gobierno, mucho menos de la banca y los sindicatos parecen haber perdido el tren, confiemos en que pronto logren alcanzarlo, por el bien de los trabajadores que necesitan unos representantes despiertos y alerta ante cualquier intento de menoscabar los derechos sociolaborales, ¿Qué nos queda? ¿La oposición? Entendiendo como tal no sólo el PP sino todo el elenco de organizaciones representadas en el Congreso de los Diputados. ¡Error! Como hemos expuesto anteriormente los partidos están más pendientes de mantener su poltrona que de arrimar el hombro para salir de la crisis. Lamentablemente, desde hace años, España adolece de una clase política comprometida con los designios de la Patria. Políticos ayunos de la más elemental visión de Estado, que viven a costa del erario público, del dinero del contribuyente, no de las cuotas de sus afiliados, que basan toda su labor en buscar defectos y desacreditar al adversario. Políticos metidos en mil y una corruptelas, en el “y tú más”, que con su ejemplo desprestigian a diario la verdadera acción política, consistente en anteponer el bienestar general al particular.
Así las cosas, las mujeres y los hombres de Falange Auténtica, frente a la violación de los derechos fundamentales de los trabajadores, frente a la insolidaridad de la banca, frente a la pasividad de los principales sindicatos, frente a la ineficacia, corrupción y populismo de los partidos políticos, no tenemos más opción que manifestar, el próximo 29 de septiembre, nuestra repulsa general contra todos aquellos que de una u otra manera nos han llevado a la actual situación de crisis económica, política, moral y social.
Manifestamos nuestra más enérgica protesta contra la banca privada, cuyo egoísmo y operaciones especuladoras originaron dicha crisis, contra un gobierno ineficaz, contra unos sindicatos que han perdido su esencia y durante mucho tiempo han sido condescendientes con ese gobierno, y contra unos políticos corruptos más preocupados de su peculio particular que del interés general, al que permanecen ajenos.
Todo ello queremos manifestarlo, el próximo día 29, junto a ti que sufres el paro, junto a ti joven que a pesar de tu formación no encuentras empleo, junto a ti emprendedor, emprendedora, autónomo que no sabes cuanto tiempo más aguantarás con el negocio abierto, junto a ti funcionario que de un plumazo has visto recortada tu nómina, junto a ti pensionista que no paras de echar cuentas para llegar a fin de mes y además ayudar a tu familia. Los falangistas queremos manifestar nuestro rechazo a los causantes y consentidores de la crisis junto a todas aquellas personas, ciudadanos de a pie, gentes de buena voluntad que no se merecen que quienes provocaron esa crisis quieran hacernos pagar los costes de la misma.