Ésta podría ser la expresión sorprendida de un buen número de españoles estos días. El domingo se sometió a referéndum en Andalucía el nuevo estatuto de autonomía de esa región. Y un montón de gente casi ni se había enterado. Entre ellos, muchos andaluces, que seguro que si lo sabían parecen no haberse querido enterar, si es que algo significa que de 6.045.560 posibles votantes, 3.852.063, es decir el 63,72 % ni siquiera se ha molestado en ir. 20.966, un 3,28 %, fueron para emitir un voto nulo y sólo acudieron a emitir su voto, es decir a expresar su opción diferente al voto nulo, el 33 % de los llamados a las urnas, 2.193.497 andaluces.
El sí ha sido el resultado vencedor de manera holgadísima, con un 87,45 % de los votos emitidos, gracias a lo cual el PSOE gobernante ha podido dar su peculiar explicación a la abstención. Por lo visto, la gente no fue a votar, a pesar de que apoyaban el Estatuto, porque estaban tan convencidos de que éste iba a salir aprobado que ni se molestaron en ir a apoyarlo personalmente. Pues vale, no le faltará razón a Cháves, pero tampoco le falta razón a quien quiera pensar que tal vez el motivo de la indiferencia sea precisamente la indiferencia. Es lógico pensarlo.
Nuevamente el debate del estatut de Andalucía, perdón, del estatuto de Andalucía, ha sido una cuestión más entre los políticos que entre los ciudadanos. El porqué de la resignación del pueblo, que deja las manos libres a los políticos para hacer y deshacer, habría que buscarlo en lo limitado que está el campo de decisión que tenemos. ¿Para qué participar? Si total al final harán lo que quieran…, y en una insistencia por parte de los políticos en complicarlo todo mucho más de lo necesario. Apelando a los sentimientos regionalistas, legítimos donde los haya, se ha aprobado una Ley que regula cada vez más aspectos, a veces esperpénticos, de la vida humana (hasta expresiones culturales como el flamenco se contemplan en el articulado del estatuto), y otros que debieran ser consensuados con el resto de los españoles (el modelo de financiación, sin ir más lejos). Un paso más para convertir España en un rompecabezas de muy difícil resolución.
Falange Autentica ya dio a conocer su opinión sobre este estatuto. Apoyó el voto negativo por una oposición de fondo. Falange Auténtica, coherentemente con la postura que ya mantuvo ante el Estatut de Cataluña, considera que el marco de convivencia deseable para los españoles -un marco donde las prioridades sean la solidaridad interterritorial, la convergencia entre las regiones y el principio de igualdad en los derechos fundamentales de los españoles, con independencia de su origen geográfico o su residencia actual- se aleja con la aprobación de esta Ley.
La libertad, la de verdad, se demuestra participando, exigiendo, fiscalizando y tomando decisiones. La libertad de no inmiscuirse en el futuro propio, también está ahí, y ha de ser respetada, pero ejerciéndola se pierden posibilidades de influir después cuando no se pusieron medidas antes. Poco más se puede decir, los que defendimos el NO, porque creíamos que Andalucía se merecía algo más hemos sido callados por un 31,43% de la población andaluza con derecho a voto, que son los únicos que han respondido al llamado de nada menos que los dos principales partidos de España. ¿Suficiente para el que es el gobierno de las mayorías? Alguien ha dicho que toca reflexionar. Pues es verdad.
Talio