La insensibilidad social que José Antonio veía y criticaba en las derechas, como un virus mutante, afecta también en estos tiempos a la izquierda. Esa izquierda que ha cambiado su convicción, y sensibilidad social por un sueldo en los Ayuntamientos y Autonomías, aunque su remuneración suponga la precariedad de los más humildes y la disolución del sentimiento y conocimiento del pasado común.
Las izquierdas ven una injusticia en la apropiación de la Plusvalía por parte de los propietarios, pero resulta que no ven tan mal -sino que además defienden- la existencia de una amplia y extensa casta de políticos, que absorben para sí, una parte importante de resultados de la producción, que en forma de impuesto recauda el Estado. Y lo hacen aunque para ello tengan que hacerse recortes en los gastos del Estado que afectan a partidas presupuestarias, que tienen un efecto muy importante en la redistribución de la riqueza, pues aseguran derechos necesarios para un mínimo de vida digna, e igualdad de oportunidades.
Los falangistas pensamos que esas formas de distribución de la Plusvalía del mundo capitalista producen en gran parte las desigualdades sociales, pero cuando el Estado recauda más del 50% de lo que se produce y una casta se queda para sí un gran parte, es esta también el origen de la desigualdad que sufren los que menos tienen.
Juan Fco. González Tejada