Los padres de la patria se llevan las manos a la cabeza porque el Tribunal Supremo ha archivado la querella presentada por la Fiscalía contra Arnaldo Otegui, por un presunto delito de apología al terrorismo.
Pues no señores, ya estamos hartos de que nos engañen. Si el señor Otegui no ha sido procesado es porque ustedes no han querido. No nos quieran hacer comulgar son ruedas de molino. Si ustedes hacen las leyes, ejecutan sus normas, eligen a sus jueces y persiguen hasta la extenuación a sus enemigos políticos (recordemos a Gil, Mario Conde, Pacheco, Ruiz Mateos, etcétera) no vengan ahora y se lleven las manos a la cabeza con la resolución del Tribunal Supremo. No nos creemos su actuación, rebaño de farsantes.
Pero debemos aprovechar lo sucedido para ir más allá, pararnos y meditar en lo que está quedando el derecho y la libertad de opinar. Como se recordará, la principal bandera que se enarboló cuando se recuperaron las libertades en España, fue exactamente esa: Libertad de conciencia, de pensamiento, de opinión y de expresión.
Hace dos años se cumplieron los 25 años de paz y ahora asistimos perplejos a un nuevo escenario, donde la libertad de opinión ha sido cercenada y sólo sirve para que Pocholo Martínez Bordiú diga tonterías en la televisión. Se ha prohibido el pensamiento, la revisión histórica, ideologías enteras y se quiere prohibir a los partidos que propongan cambiar radicalmente este sistema.
En fin, el cerco se estrecha y si jaleamos al sistema para que persiga y acorrale al MLNV, tal vez estemos estirando un poco la soga que tarde o temprano nos pondrán a nosotros en el cuello. Y no nos engañemos, si no nos la han puesto ya es porque no pintamos nada.
Señores, ya estoy rellenando mi ficha de afiliación para el Club de Fans de Rosa de España. Espero que no nos ilegalicen.