“El que pacta con traidores se convierte en un traidor”.
Pilar Ruíz, madre de una víctima de ETA
En los 50 años de su infame historia, la banda terrorista ETA ha cometido un total de 2.472 atentados terroristas. Según el Ministerio del Interior, con 829, 843 o 856, víctimas mortales, cifras que varían, además, respecto de asociaciones contra el terrorismo. Valga este dato para constatar que desde Falange Auténtica hoy es el día en que recordamos a todas y cada una de las víctimas que, Miguel Ángel Blanco, como bien ha reconocido su hermana en varias ocasiones, representa de alguna forma, al suponer, el vil y abyecto chantaje, un antes y un después en la conciencia de los españoles, especialmente de los vascos.
Javier García Gaztelu, Irantxu Gallastegui y José Luis Geresta, Txapote, Amaia y Oker, los tres miembros de la banda terrorista, secuestraban en Ermua al concejal vasco, el 10 de julio de 1997 y cuarenta y ocho horas después aparecía herido de muerte cerca de Lasarte, tras ser ejecutado con dos tiros en la cabeza. Era el secuestro número 78, desde 1970, el décimo de los secuestrados asesinados, y el muerto 778 de la lista de una organización que ha pasado de las armas a las instituciones públicas, a lo largo de 20 años, después de las negociaciones llevadas a cabo por el bipartidismo español, y los Gobiernos que les han representado y se han alternado en la presidencia, tras la eufemística etiqueta de “política antiterrorista”. Además, en estos 20 años, los dos primeros terroristas, pareja, tienen dos hijos. El tercero, apareció muerto.
Sólo 9 días después de que la Guardia Civil rescatase con vida a Ortega Lara, un comunicado anónimo al diario Egin, a eso de las 17.30 p.m. informaba del secuestro del concejal del Partido Popular en Ermua, amenazando y chantajeando sobre el coste de su libertad: la vuelta de todos los presos de ETA a Euskadi antes de las 16 horas del sábado 12 de julio.
Aquel chantaje, que costó la vida de un joven de 29 años -una vida más dentro del tortuoso y maquiavélico reguero de sangre y dolor provocado por la banda-, que con tanta contundencia respondió la sociedad española, conocido como: “El espíritu de Ermua”, ha sido vapuleado al largo de estos 20 años, como muy bien denunciaban, algo más tarde, en el año 2005, dos mujeres, dos madres, las madres de otras dos víctimas de ETA, Joxeba Pagazaurtundúa, exjefe de la Policía Local de Andoáin, asesinado en el año 2003 y Silvia Martínez, una niña de 6 años que dormía la siesta en la casa cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola, una calurosa tarde de agosto del año 2002. A ellas les damos voz, a sabiendas de que no existe una reivindicación más justa ni más certera.
Pilar Ruiz, madre de Joxeba, en una carta dirigida a Patxi López, y titulada: “Carta a los nuevos ciegos”, resume en pocas palabras nuestra denuncia y le da sentido y sostén. Decía: “Hay muchos ciegos que serán leales a lo que hagáis, aunque nos traicionéis, porque sólo ven las siglas y éste es el país de Caín y Abel, de unos contra otros, de la política que parece tantas veces un partido de unos forofos contra otros. Y sí, los hinchas que escriben de vuestro lado dirán lo que vosotros no diréis en voz alta, que es lo que ya nos han dicho los nacionalistas: que estamos manipulados por el Partido Popular y por nuestro dolor y que deberíamos estar callados cuando nos den un abrazo y un homenaje”. Mi hijo, continuaba, “se jugó la vida por defender la libertad, no por lo que parece que viene de vuestra mano, eso que tan pomposamente se anuncia como un proceso de Paz”. Patxi, le recordaba, “ahora veo que has puesto de un lado de la balanza la vida y la dignidad, y en el otro, el poder y el interés del partido […] te has reunido con EHAK, ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas lo que no son”. ETA, resumía Pilar Ruiz en aquella carta, “no reconoce el mal causado -así que- si obtiene algo de vosotros significará, por fin, que matar ha valido la pena”. El que pacta con traidores, “se convierte en un traidor”, sentenciaba.
Sin embargo, el Partido Socialista encontró más socios que los nacionalistas para perpetuar la traición y privarnos de la dignidad y la honestidad imprescindibles para la convivencia. Toñi Santiago, madre de Silvia, se daba de baja del PP, partido al que se afilió, “única y exclusivamente por su política antiterrorista”, aseguraba en el año 2005, y para secundar, añadía, “una rebelión cívica que denunciaba la negociación del Gobierno socialista con ETA”. El acuerdo con PSOE, PNV y CyU para votar en contra de la moción presentada contra Amaiur, por la formación de Rosa Díez, UPyD, destapaba la traición que, según un juez confesaba en un medio de comunicación años después, ya estaba establecida con anterioridad, sin luz ni taquígrafos, lo que dejaba al PP doblemente herido de dignidad, mientras arrastraba su infamia disfrazada, por los homenajes y hasta por los domicilios de las víctimas, recogiendo votos. Y fue la gota que colmó el vaso. La madre de la niña de 6 años, se dirigía a la subsecretaria del Ministerio del Interior, María Dolores de Cospedal, recordándole la visita realizada a ella y su marido, en la vivienda que les facilitaron tras el atentado, y rememorando cómo “cogía” las manualidades que había hecho la niña y su retrato expuesto en una vitrina y “lloraba”. Entonces Toñi pensó, “lo siente”. Hoy, añade, “tengo que decir que ha traicionado a mi hija y a mi familia. Que ha utilizado a las víctimas con fines políticos. A mí me lo ha demostrado así”. Justicia es, aseveraba, "que la banda criminal no consiga ninguno de los fines por los que ha asesinado a casi 1.000 inocentes". En su opinión "nuestros gobiernos son cobardes y prefieren rendirse a una banda de asesinos que combatirla". Por todo ello, Toñi finalizaba un sentido homenaje a su hija el pasado año, al que acudían más de 500 personas, diciendo “alto y claro para que me escuchen en cualquier rincón de España: ¡señores políticos, en mi nombre NO!"
A lo largo de estos 20 años, se ha negociado con ETA. Se ha derogado la Doctrina Parot, tras la dejación de los responsables institucionales enviados a Estrasburgo, permitiendo que una etarra, Inés del Río, con 23 asesinatos a sus espaldas, pusiese en jaque mate al Tribunal Supremo español, sin que el titular socialista, representante igualmente del Gobierno de Rajoy en el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, actuase con la debida lealtad, a sabiendas de la falta de información de la que se quejaban el resto de jueces europeos, una vez votada la medida y visto el despropósito que suponía la excarcelación de más de medio centenar de presos de la banda terrorista, siete del GRAPO uno del GAL Y 14 presos comunes, uno de ellos condenado por 74 violaciones.
Los seguidores y herederos de la banda terrorista ETA, en las instituciones y sin complejo alguno, y a día de hoy, continúan colocando pancartas de carácter pro-etarra, celebrando brindis populares por los presos de ETA, llevando a cabo actos de enaltecimiento del terrorismo y cobrando subvenciones de casi un millón de euros, -Bildu 2011-, como formación política. Mariano Rajoy y los miembros de sus sucesivos Gobiernos continúan insultando la inteligencia de los españoles y el honor de las víctimas y sus familias, con declaraciones huecas: “ETA es un cadáver político” o “la única vía que tiene ETA es la disolución incondicional”. Se suceden actos esperpénticos como el despreciable paripé llevado a cabo por los comisarios europeos, a los que pagamos un avión en primera clase para venir a llevarse un par de pistolas y un puñado de balas. Se pacta con los nacionalistas, por dinero y en la antesala de los parlamentos autonómicos, por el acercamiento de los presos a las cárceles de Euskadi, cediendo así a aquel comunicado que se recibiese a media tarde un trágico 10 de julio de hace 20 años, para aprobar presupuestos y mantener los intereses de un partido. Juzguen ustedes mismos.
Nosotros queremos dejar el testimonio de una madre coraje, de una vasca española valiente y ejemplar para finalizar nuestra reflexión en homenaje a todas las víctimas del terrorismo. No hemos encontrado una esencia mejor de la historia de estos 20 años y de este camino que compartimos como pueblo.
“La negociación es un atajo, no es la solución democrática, Patxi. Quienes lloramos a los muertos hemos renunciado a vengarnos. Como sociedad no aplicamos la pena de muerte, ni la cadena perpetua. Ésta es la prueba de la inmensa generosidad de nuestra sociedad. Lo hemos comentado muchas veces en casa”.
Pilar Ruíz.