Es lamentable que la Violencia de Género sea un tema tan candente y escandaloso, que vivimos cada día y que desgraciadamente forma parte de nuestras vidas por lo habitual de las noticias que genera y que ya a nadie escandalizan.
Aunque el mayor porcentaje, con diferencia, lo sufren las mujeres, también hay hombres que son igualmente maltratados y mención especial merecen los niños.
En este artículo vamos a centrarnos en las mujeres, por ser el sexo más perjudicado, en cuanto a cantidad de homicidios se refiere.
Definición de Violencia de Género:
La violencia es aquella conducta que se realiza de manera consciente y adrede para generar algún tipo de daño a la victima. Con origen en el latín violentia, la violencia puede buscar dañar física o emocionalmente.
La violencia de Género, por lo tanto, es la ejercida por personas de un sexo hacia otro. Actualmente se utilizan las nociones de: Violencia Doméstica, Violencia de Pareja y Violencia Machista.
Normalmente, y en su inmensa mayoría, se trata de crímenes pasionales perpetrados por sus parejas o ex cónyuges. Para hacernos una idea, en 2007 fueron asesinadas así 71 mujeres, en 2008: 84, 2009: 68, 2010: 85, 2011: 67, 2012: 57 y 2013: de momento 8.
Cada una de ellas tenían tras de si una dramática historia y tras sus asesinatos, dejan situaciones conmovedoras así como hijos huérfanos, que incluso en ocasiones son testigos presenciales quedando marcados para el resto de su existencia.
La Vida es un derecho fundamental que nadie debe conculcar con acciones criminales que enmascaran celos, enfermedades mentales, obsesión por el control de la pareja, menoscabo de la libertad individual y sumisión obligada e impuesta.
Lo que llama la atención es que muchas de estas mujeres denunciaron previamente a sus agresores y no se tomaron medidas al respecto, cuando aun se estaba a tiempo, pudiéndose haberles salvado la vida.
Otras veces, muchas de las mujeres maltratadas no son conscientes de que lo son, de la situación en la que viven, que llega a parecerles normal, asumiendo su vida de sacrificio con estoicismo y esperando el terrible momento de la amenaza, la coacción y la paliza ante el temido cambio de humor de su maltratador, hasta el punto de negarse a denunciar en muchos casos, e incluso a ocultarlo y lo que es peor: justificarlo.
Esto se debe a una falta tremenda de preparación para este tipo de situaciones, pero no nos equivoquemos, el maltrato no entiende de edad, razas o clases sociales.
Una prueba más de que la Justicia en España no funciona como debería, de que estamos indefensas ante unas Leyes que necesitan una drástica modificación en el Código Penal.
Mientras no se modifiquen los fundamentos del Estado, este será uno entre tantos problemas y ninguna estamos exentas de que nos ocurra a nosotras, nuestras hijas, hermanas….
Las feministas (que si no son de izquierdas, no son consideradas como tal), se encuentran más ocupadas en conseguir puestos institucionales representativos para la mujer, independientemente de su capacidad o formación cultural y académica, que de denunciar con toda la fuerza que les da la Ley, un marco obsoleto y machista en este asunto.
Soy consciente de los prejuicios sexistas a los que está sometido el hombre a la hora de afrontar una separación o divorcio, en los que por norma general, sale beneficiada la mujer. Lo que demuestra que vivimos en una sociedad de radicalismos donde no existe equilibrio, y en el mismo está la virtud.
A los jueces no se les puede cuestionar y son personas, con lo cual, el margen de error por pequeño que sea está garantizado.
En España son muchas las organizaciones y grupos feministas, que todavía no he entendido bien cuáles son las soluciones que plantean, a excepción de las “casas de acogida”, que ayudan a paliar el problema por un corto espacio de tiempo, pero la solución no radica en esconderse temporalmente, hay que erradicar el problema de raíz.
La lucha tenemos que llevarla a cabo entre todos: hombres y mujeres por igual, porque es evidente que nadie de este Sistema lo hará por nosotros.
María Formica