El Santo Padre se retira agotado a un merecido descanso. Muchos han sido los problemas con los que ha tenido que enfrentarse que, por tenerlos en la memoria da incomodidad vergonzante tenerlos que enumerar, y entre muchos otros, los de edad y salud.
Y ante todo esto y en un juego de petulancia irreverente, me permito, ¡que fácil es hablar!, manifestarme: Hermanoamérica. Latinoamérica es cantera de creyentes unidos por el vinculo del sufrimiento y la persecución de sus derechos humanos. Sudamérica está hambrienta de justicia social que acorte distancias y calidades de vida, pues en fé quizá sean muy superiores al primer mundo.
Porqué no un cardenal hondureño, quizá sea por miedo a cambios severos. Es posible que un Santo Padre de allá contribuya a la incesante y oscena utilización que de Cristo hacen dictadorzuelos "cristianocomunistas", que engañan a los que ponen su fe en el crucificado y sería, quien lo duda, premio merecido para esas comunidades de fe se juegan la vida desde que se levantan hasta que se acuestan.
Que Dios ilumine al conclave.
Alberto