Miguel Ángel Loma
Yo entiendo, en el sentido más heterosexual del término, que la labor de titular noticias y reducir a las mínimas palabras el contenido de una información no es tarea fácil, y que por eso, no siempre se logra. A veces, por la razón que sea, se manipula interesadamente el titular, y otras, por la propia naturaleza del hecho noticiable, no se consigue la exacta adecuación entre el contenido de la noticia y el mensaje lanzado desde el titular.
Algo de esto ha sucedido con una comentadísima noticia cuyo titular apareció en todas las portadas de los periódicos españoles. Así, unos decían: "Las parejas homosexuales podrán vivir en las casas cuartel de la Guardia Civil", un titular que podría interpretarse como una generosa invitación a ocupar las casas cuartel por cualquier pareja homosexual, o incluso invitar a que alguna pareja intentara hacerse pasar fraudulentamente por homosexuales con tal de conseguir vivienda. Para salvar esta errónea interpretación, otros cambiaban el orden de esas mismas palabras diciendo: "Las parejas homosexuales de la Guardia Civil podrán vivir en las casas cuartel", pero también este titular inducía a error porque parecía que calificara de homosexuales a todas las parejas de la Guardia Civil, cosa que podría molestar a algunos (ya se sabe que todavía quedan reductos de gente muy reaccionaria, sobre todo en los cuarteles). Quizás lo más exacto hubiera sido decir algo parecido a: "Los Guardias Civiles que sean homosexuales podrán vivir con sus parejas en las casas cuartel"; un titular que de todos modos, no deja de encerrar cierto sentido equívoco.
La dificultad de titular la noticia anterior radica en la ambigüedad de la palabra "pareja" referida a la Guardia Civil, algo que en España siempre ha sido motivo de chascarrillo. Si a pareja y Guardia Civil añadimos el término "homosexual", pasa la cosa del verde al rosa. Esta dificultad es casi equiparable a la de convencernos, como tanto pretenden progresistas de derechas, izquierdas y centro, delante y detrás, un, dos, tres, que tal noticia constituye una nueva conquista en las libertades democráticas.
No me cabe duda de que el hecho de que un Guardia Civil homosexual y su pareja amatoria, adquieran el mismo derecho a vivir en una casa cuartel que otra arcaica pareja formada por hombre y mujer, es un nuevo signo de avance y progreso; pero avance y progreso hacia aquel mítico "paraíso" perdido que tuvo el nombre de Sodoma, y cuya silueta se adivina a la vuelta de la esquina.
Muchos sociólogos, filósofos y pensadores de esos que se dedican a mostrarnos cómo será la sociedad del futuro, auguraban que la mujer sería la gran protagonista del siglo XXI. Modestamente disiento: lo serán, ya lo están siendo, los homosexuales. Y eso que la cosa no ha hecho más que empezar. Pero como no hay mal que por bien no venga, quizás haga falta que lleguemos a refundar Sodoma para que la civilización occidental reconsidere las cosas y dé un definitivo golpe de timón, colocando la defensa de la dignidad humana como un valor fundamental de sus actos y sus leyes. Llegado ese momento quizás haya que recomenzar desde lo más elemental, incluso explicando las instrucciones de uso de los órganos genitales y cuál es la función de los esfínteres.